De paso por nuestra localidad y justamente aprovechando la estadía para visitar a su querido Club Comercial, el sábado pasado conversamos con el recordado Sergio Santiñaque, quien dejó su huella en White y lazos firmes con la gente del puerto que aún hoy mantiene vivos, a casi 30 años de su paso por la entidad verdiamarilla.
“Siempre vengo a White y paso a saludar a familias como Marino, Brizzi. Siempre estoy en contacto. Al club lo veo creciendo. Hay canchas nuevas en el predio de las menores y se nota el avance. Cuando yo jugaba eso era todo campo. Veo una comisión que está trabajando”, señaló Santiñaque, quien está radicado en Viedma y divide su tiempo entre el trabajo en el Instituto de la Vivienda y la dirección técnica de un equipo de veteranos.
“Comercial me dejó mucho y siempre me trataron como si fuese de acá. Quedó un cariño inmenso con la gente y me hacían sentir muy importante. Yo vine de La Plata y siempre digo que el club es como mi segunda casa. En esos tiempos, Comercial tenía muchos jugadores de afuera y yo llegué por intermedio de Jorge Vidal”, destacó Ñoqui.
“Fueron 6 años, desde 1986 hasta el ’92. Vivía en el club y me acuerdo de todo. El puerto, las lanchas con pescado fresco, las comidas. La pasaba muy bien con la gente. El equipo del ’89 tenía grandes jugadores y quedó en el recuerdo para siempre. El torneo era muy duro y había grandes jugadores. Lo primero que se me viene a la mente es el gol olímpico de Negrín en la final, la vuelta y la alegría de la gente de Comercial. Y también, la final con Sporting en Olimpo; eso fue algo impresionante”, resumió Sergio.