El colesterol alto es de los problemas de salud que más afecta a la población adulta y si bien comienza a aparecer con bajos niveles, con el tiempo se debe intentar disminuir y no pasarlo por alto ya que sus consecuencias pueden ser graves. Lo más peligroso que supone el aumento de sus niveles son los problemas cardiovasculares y a largo plazo complicaciones en el resto del organismo.
¿Qué es el colesterol?
El colesterol es una sustancia cerosa muy parecida a la grasa que se encuentra en las células del cuerpo necesaria para producir hormonas, vitamina D y sustancias que le ayudan a digerir los alimentos.
¿Qué es la hipercolesterolemia?
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU. la hipercolesterolemia familiar es un trastorno que se transmite de padres a hijos. Esta enfermedad provoca que el nivel de colesterol LDL (más conocido como el “malo”) sea muy alto. La afección empieza al nacer y puede causar ataques cardíacos a temprana edad.
¿Cómo saber si se tiene el colesterol alto?
Los profesionales explican que existen dos tipos de colesterol: el ‘malo’ o LDL y el ‘bueno’ o HDL, y que tener ambos valores en orden es fundamental para evitar riesgos como sufrir un infarto de miocardio. Respecto a sus características y diferencias, se tiene que tener en cuenta lo siguiente:
El que se califica como bueno consta de lipoproteínas de alta densidad (high density lipoproteins o, simplemente, HDL) que son aquellas que transportan el colesterol al hígado. Allí una parte se utiliza para producir la síntesis de hormonas y lo que sobra se elimina a través de la bilis hacia el tubo digestivo. De ahí, al exterior a través de las heces. Asimismo como su función es retirar colesterol desde los tejidos periféricos hasta el hígado, se la denomina colesterol bueno.
Distinto es lo que ocurre con el LDL o también conocido como lipoproteínas de baja densidad (low density lipoproteins). Estas son lipoproteínas que liberan colesterol del hígado al torrente sanguíneo y se asocian directamente con el riesgo de enfermedades coronarias y tiene efecto negativo en las arterias, entre ellos: disminuye el riego sanguíneo en esa zona; crea irregularidades en la superficie de las paredes generando “turbulencias” en el flujo sanguíneo y retroalimentando la formación de nuevas irregularidades; y si las placas crecen pueden atascar del todo la cañería, provocando una estenosis (estrechamiento) del vaso e incluso infartando el tejido irrigado (por falta de oxígeno) explica el National Heart Lung and Blood Institute, de Estados Unidos.
¿Cómo bajar el colesterol?
En una nota previa dada a LA NACION, la Dra. Paola Harwicz contó que el hígado es el encargado de “fabricar” el 75% del colesterol y que el porcentaje restante proviene de la dieta. “Un cuarto de la población presenta niveles elevados de colesterol y habitualmente esta condición se asocia a un estilo de vida sedentario, un sobreconsumo de calorías y sobrepeso. Si bien durante décadas se hizo hincapié en llevar una alimentación baja en grasas, investigaciones recientes revelan que el foco debe estar en realizar una adecuada selección de las mismas y reducir el consumo de grasas trans y saturadas. Contamos con suficiente evidencia que las grasas insaturadas (Omega 9 y 3 especialmente) son beneficiosas para la salud y se las considera Grasas cardio-saludables”, añadió.
En síntesis, si en gran parte llevar una dieta equilibrada en “grasas cardio-saludables” ayuda a disminuir el colesterol y sus efectos adversos, alimentos ricos en Omega 9 y 3 como los siguientes son los predilectos para incorporar en la rutina alimentaria del día a día:
Con Omega 3: pescados azules (atún, arenque, caballa, trucha, sardina, salmón, anchoa) y mariscos (pulpo, calamar, mejillones, vieiras), semillas de chía, lino, nueces, algas.
Con Omega 9: aceite de oliva, canola, aceituna, palta, frutos secos (nueces, almendras, pistacho y maní), yema de huevo y en menor proporción en la carne de cerdo y pollo.
Incluso, la escuela de Medicina de la Universidad de Harvard señaló qué alimentos ayudan al cuerpo a reducir el colesterol y evitar la presión arterial: lentejas, garbanzos, frijoles, entre otras legumbres. Y señala que si son consumidos de forma moderada, evitan enfermedades cardiovasculares e infartos.