Chiquela era un tipo muy popular en White. Decía llamarse Strígane, pero nadie sabe si o decía en serio. No molestaba a nadie. Era lo que se dice un buen tipo. [N.R.: El apellido de este personaje whitense, era Ciccheli. La pronunciación itálica, Chiqueli, fonéticamnte se deformó en Chiquela)
Durante el tiempo de la guerra [N.R.: Segunda Guerra mundial] estaba prohibido acercarse al puerto. Los marineros custodiaban las entradas. Chiquela se metía entre los tamariscos y pasaba. Los guardias sabían que era inofensivo, que iba a buscar algún descarte que le tiraban los pescadores y miraban para otro lado.
Cuando la guerra estaba en sus minutos del descuento y el Fhürer se caía, la Argentina le declaró la guerra a Alemania, al Eje, el 27 de marzo de 1945, con Edelmiro J. Farrell, como presidente.
Entonces se aparentó seriedad. Los marineros fueron reemplazados por gendarmes traídos del Litoral, chaqueños, correntinos. No tenían obligación de conocer a Chiquela. La mañana del último día de la guerra lo vieron agazapado entre los tamariscos. Le dieron la voz de alto. Chiquela que no entendía de códigos militares, salió al claro y con un gesto no muy cortés, respondió: “¡To per te…!“. Lo bajaron de un balazo. Fue el último día de la guerra. También en White, pudo haberse dicho como en el libro de Erich Marie Remarque: “La calma había sido tan absoluta que en el parte diario decía: ´sin novedad en el frente”.
(del libro “Historietas Whitenses” de Ampelio Liberali).
Colaboración: Tino Diez.