… con otro nuevo ciclo alterado ahora por el feriado de Semana Santa, y con la cosecha ya lanzada en su recta final, los inesperados anuncios de ayer del presidente Mauricio Macri (de “congelar” los previos de más de 60 productos por 180 días) causaron cierta conmoción en el sector agroindustrial, muy en contra de cualquier forma de intervención en los mercados, controles de precios, etc, y también generaron bastante escepticismo sobre los resultados de medidas muy poco creativas y sobradamente fracasadas, y no solo durante la administración Kirchner. El hecho, además, de que la producción del campo sean los alimentos, y que estos constituyan el principal objetivo del nuevo paquete de medidas oficiales, renovó cierta intranquilidad entre la gente de campo. “Esto es solo cosmética”, criticaba un dirigente bastante experimentado. De todos modos, acelerar (y asegurar) la cosecha 18/19 sigue siendo el tema excluyente en las regiones agrícolas donde el clima está permitiendo rindes extraordinarios que nadie quiere arriesgar, al margen de los vaivenes del mercado internacional ( flojo en general), y de los avatares locales de la economía que determinan que los productores estén más tranquilos con su producción “en las manos”. Eso, para ellos, es “ liquidez” atada al dólar, sin la erosión de una inflación que tocó picó en marzo con más de 4,5%.
…que, en cuanto a la cosecha, después de muchos meses de silencio sobre el tema, llamó la atención la conferencia de prensa de Agroindustria sobre estimaciones (de las cuales los privados dan a conocer periódicamente varias), y cuando aún falta buena parte del maíz y más de la mitad de la soja como para que sea ya el dato final. De todos modos, a diferencia de lo que ocurrió en los últimos años (cuando se siguieron manteniendo los volúmenes “inflados” de la era kirchnerista, sin corregirlos), ahora el equipo de Luis Miguel Etchevehere insiste con los 145 millones de toneladas, cifra inferior a prácticamente todas las estimaciones privadas. Si el dato fuera cierto, sería casi demoledor para el Gobierno ya que, con clima optimo, se estaría logrando una cosecha apenas 5,8% mayor a la de 137 millones de toneladas del ciclo 16/17 ( según los propios datos oficiales), y de “ apenas” unos 30 millones más que la última, afectada fuertemente por la seca. En realidad, el mercado estima que el verdadero aumento ronda ahora las 50 millones en relación a la previa.
…que, casi al margen de todas estas cuestiones en el NOA se está produciendo cierta revolución que ya varios llaman “el retorno de las legumbres”. Es que con cerca de 500.000 toneladas de producción, y con el liderazgo del poroto (verano) y el garbanzo (invierno) no son pocas las áreas de soja que están siendo sustituidas por el retorno de estos cultivos. En el caso de Córdoba, el desplazado sería el trigo (por garbanzo). Las causas de la recuperación están atadas al mercado internacional, con nuevos jugadores muy fuertes en la demanda como India y Pakistán que permiten precios (sin retenciones) de unos u$s600 por tonelada, lo que los hace muy atractivos. También, por el lado local, con fletes de $1.600 por tonelada, la soja se transforma en inviable. Pero también juegan otros factores como la aparición de variedades de legumbres como el mung y el aduki o el hecho de que el periodo de siembra o cosecha ronde los 90 días apenas, lo que permite alternarlos con cualquiera de los cultivos tradicionales. Solo en Salta ya se estarían produciendo más de 300.000 toneladas y en todo el NOA unas 450.000. En Córdoba, por su parte, ya habría cerca de 400.000 hectáreas de garbanzo “ganadas” al trigo. Por supuesto que el precio es el factor determinante del crecimiento que se está registrando y este se debe, en parte, a la agregación de valor que conllevan las legumbres debido a que van “ directamente al plato. Esto hace que el embolsado, maquinado y calibrado con el que ya salen de Argentina, le den una agregación de valor que no tienen otros cultivos tradicionales. Si esto se suma al muy fuerte avance en la recuperación de la genética original de los ahora muy demandados “ papines andinos”, de particular desarrollo en Jujuy, y de los avances registrados en producción hortícola ( para mercado interno y exportación, de la mano de capitales y productores bolivianos de sobrada experiencia, el noroeste argentino está logrando un nuevo perfil, de corte mucho más intensivo, y con un crecimiento vertical muy destacado.
Fuente: Ambito