Los diagnósticos de dengue en el país se multiplicaron por 22,5 con respecto al mismo período del año pasado, un dato que permite dimensionar el alcance este año de una epidemia que nunca terminó de ser declarada frente a la llegada del nuevo coronavirus . Los registros oficiales indican que hay 25.764 casos por el virus que transmite el mosquito Aedes aegypti , comparado con los 1153 de hace 12 meses.
Así, el número de afectados se acerca más a los valores de la última epidemia, de hace cuatro años. En 2016, alrededor de la misma fecha, según los últimos datos publicados del Ministerio de Salud de la Nación, en el país se confirmaban 33.232 casos, entre confirmados y probables, de acuerdo con la comparación de los boletines de vigilancia epidemiológica de los últimos cuatro años realizada por LA NACION.
Misiones, Jujuy, La Rioja, la ciudad de Buenos Aires y Salta son las cinco jurisdicciones con mayor proporción de casos confirmados por cada 100.000 habitantes en este período. En la Capital, las notificaciones de casos confirmados y probables superaron las de 2016 en poco mas de 500 casos.
En el país, murieron por dengue 22 personas, mientras aún se investiga si otros nueve fallecimientos están asociados con la enfermedad, según detalla la cartera sanitaria nacional. Con una mayor presencia de otros serotipos del virus, hubo reinfecciones que causaron la forma grave de la enfermedad.
“Estamos teniendo una epidemia porque no hicimos lo que teníamos que hacer. El Estado no consideró el reciclado de cubiertas y basurales a cielo abierto en zonas urbanas, vehículos abandonados, incluir el ciclo de vida del mosquito en la currícula… Los hospitales siguieron teniendo criaderos de mosquitos, alrededor de las escuelas siguió habiendo criaderos de mosquitos. No se guio a la población de forma sistemática y permanente al descacharrado durante los últimos tres años y medio, desde la epidemia anterior”, sentenció Nicolás Schweigmann, miembro de Grupos de Investigación sobre Mosquitos en la Argentina (GIMA) y director del Grupo Estudios de Mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires-Conicet.
De las 52.594 notificaciones de todas las jurisdicciones entre junio de 2019 y mediados del mes pasado -la temporada que tiene en cuenta el Ministerio de Salud de la Nación para la presentación de los datos-, el 49% tuvo hasta ahora un resultado positivo para dengue. Son 25.764 casos (91 corresponden al segundo semestre del año pasado), y se estima que por cada caso identificado hay otros 10 que, por algún motivo, el sistema no logró detectar, ya sea porque la enfermedad pasó desapercibida, la persona tuvo síntomas y decidió no consultar o hubo un error diagnóstico.
“Si no se hace prevención durante todo el año, es obvio que iba a pasar lo que sucedió. Siempre se habla de campañas en verano, pero son iniciativas a corto plazo. Hay que aplicar programas en el largo plazo y permanentes. La prevención siempre es más barata que la epidemia”, agregó Schweigmann.
Ya en enero pasado, cuando aún no había información oficial nacional ni de las jurisdicciones sobre la evolución local del actual ciclo epidémico de la enfermedad, el riesgo de una nueva epidemia de dengue en el país aparecía como una amenaza inminente.
En la región
En ese momento, con el movimiento turístico a pleno por las vacaciones, el 80% del territorio de Paraguay atravesaba la epidemia de dengue más fuerte conocida hasta ahora, Brasil declaraba una alerta para la mitad de sus estados y Bolivia confirmaba más de 200 casos confirmados en las primeras tres semanas del año.
Preocupaba ya en la región, y así lo alertó la Organización Panamericana de la Salud (OPS), un aumento de los casos de dengue grave, asociado en parte a una mayor circulación de uno de los cuatro serotipos del virus que hasta ahora tenía baja incidencia. La infección por uno de los serotipos (DEN-1 al 4) da inmunidad contra ese tipo viral, pero una persona puede contraer otro serotipo. Esa enfermedad secundaria eleva el riesgo de padecer el dengue grave (antes denominado hemorrágico).
Los datos de circulación viral del Ministerio de Salud nacional indican que en el país hay tres serotipos: “El 69% corresponde a DEN-1; el 29%, a DEN-4, y el 2%, DEN-2”.
“El dengue no llegó para quedarse, por ahora. Mientras sigamos dejando al vector en nuestras manzanas y permitamos que el virus ingrese a nuestro país, hay posibles adaptaciones del virus a futuro que pueden ser muy peligrosas. Este verano es un aviso”, opinó Schweigmann.
Mientras que a finales de la década del 90 había entre 15 y 20 criaderos por cada 100 viviendas (el valor umbral de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud es cinco), este año el relevamiento que él coordina con alumnos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) reveló que ese índice es de 67,5, es decir, que aumentó por lo menos tres veces como mínimo en 20 años.
“Pensaba que iba a ser un brote epidémico con niveles intermedios entre las epidemias de 2009 y 2016, pero me equivoqué, por lo menos para la ciudad de Buenos Aires -dijo el investigador-. Los valores máximos fueron muy altos y sobrepasaron los de 2016”.
Fuente:La Nación