El trabajo, realizado por los investigadores Jesús Román Martínez y Antonio Villarino Marín, miembros de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca) y por la doctora Victoria Valls Bellés, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, explicó que la cerveza “podría prevenir enfermedades relacionadas con la oxidación y el envejecimiento celular”.
“El estudio comprobó que los compuestos del lúpulo son potentes antioxidantes que actúan sobre la pared de las arterias como antiinflamatorios. Y cuando la pared no se inflama y no tiene compuestos oxidados adheridos, la vida de la célula es más prolongada”, explicó a Télam Cristina Maceira, licenciada en Nutrición.
La especialista destacó que el estudio “no recomienda el consumo en exceso, sino un consumo moderado de cerveza, ya que aunque se tome más no se consigue mayor efecto sino sólo una borrachera”.
“Se debe consumir de forma moderada: 330 mililitros para las mujeres y 660 para los hombres por día, lo que equivale, en el caso de las mujeres, a una lata diaria para combatir la oxidación celular”, destacó.
La especialista detalló que los hombres pueden beber más porque tienen más masa muscular, y aseguró que si se consume en esas cantidades no se generan complicaciones en el organismo, ya que la cerveza no tiene agregados de azúcares y sólo cuenta con un cuatro por ciento de graduación alcohólica.
Según la investigación, el lúpulo disminuye además en un 31 por ciento los niveles de proteína C reactiva, producida por el hígado y que se incrementa cuando hay inflamación.
“Esa proteína es la responsable de la inflamación celular, por lo que al no estar se favorece la longevidad”, precisó Maceira.
La especialista indicó que el envejecimiento celular no sólo depende de los alimentos que consumimos, sino que intervienen además factores como la genética, el medio ambiente y el estilo de vida.
“De todos modos, está demostrado que consumir determinados alimentos es de gran ayuda, aunque eso debe estar acompañado de un estilo de vida saludable, actividad física y descanso de ocho horas”, completó.
Presente en la dieta desde hace miles de años, la cerveza es una bebida fermentada de baja graduación alcohólica que se produce industrialmente a partir de ingredientes que apenas cambiaron en el transcurso de los siglos: agua, malta y lúpulo.
Su relación con el campo de la salud no fue estudiada hasta hace poco tiempo, y sus efectos se adjudican, sobre todo, a la presencia de sustancias antioxidantes como los polifenoles y las melanoidinas, además de otras sustancias nutritivas (como folatos, carbohidratos y magnesio) y no nutritivas (como la fibra).
En la antigüedad, el lúpulo era utilizado en la elaboración de cerveza por sus propiedades antisépticas. Su incorporación no sólo aportó su característico aroma y sabor amargo, que hasta entonces era dulzón, sino que supuso un paso importante en la higienización y estabilización del producto.
“Quedó demostrado que la mejora en la calidad de vida de las personas y el sentimiento de felicidad son necesarios para el bienestar psico-físico-social. En ese sentido, el consumo moderado de cerveza se suma a la ciencia a partir de estos resultados”, afirmó el estudio.
Fuente: Télam