¡El verano trae a Ferrowhite una gran noticia!: La Rambla De Arrieta es uno de los proyectos seleccionados por el Fondo Argentino de Desarrollo Cultural (línea infraestructura), auspiciado por el Ministerio de Cultura de la Nación.
La iniciativa se propone crear en torno al castillo del puerto un paseo público de gestión comunitaria con vista al canal principal de la ría de Bahía Blanca. O sea, convertir en una posibilidad cotidiana aquello que venimos tanteando con cada recital, cada visita escolar, cada fiesta de carnaval realizado en los últimos años al borde de las aguas más difíciles del mundo. Difíciles, sí, y complejas también, porque en este puerto pasa de todo y todo junto, lo advirtamos o no. La Rambla es un sitio privilegiado para comprender procesos en los que naturaleza e historia no pueden concebirse por separado, pero además es un lugar para pasarla bien. Un lugar para afirmar que en el reino de la soja y el polietileno, también se vive de cara al sol.
En 1934 el intendente Agustín de Arrieta proyectó un gran balneario municipal justo en esta zona del puerto. Aunque aquella obra nunca se concretó, fue materializada en la práctica por el ingenio de generaciones de whitenses. La playita de la usina General San Martín fue por décadas una costumbre de los vecinos del “Bulevar”. Una creación renovada verano a verano que incluía convertir al canal de salida del agua utilizada para refrigerar la central térmica en una enorme pileta climatizada. Por eso la Rambla de Arrieta es a la vez la rambla de Lili Torres, de Atilio Miglianelli, de Juan Carlos Alesoni; la rambla de Ida, Nora, Katty, Angelito… personas que desde hace tiempo se organizan en una Asociación de Amigos para dar una mano, a quienes hoy hay que felicitar porque es su propuesta la que acaba de ser distinguida entre más de tres mil de todo el país. Atender a su sueño no es un acto de nostalgia, es asumir que la misma historia que nos ayuda a entender por qué White ha llegado a ser como es, nos permite imaginar que las cosas fueron y por tanto pueden ser de muchas otras maneras.
¿Y cómo va a ser esta Rambla si por fin nos sale? La verdad que no tenemos idea. Porque lo que sí sabemos es que la identidad y el destino de una comunidad no están dados de antemano ni pueden darse por descontado. Una comunidad se piensa, se discute, se fabrica, día a día. Reimaginar nuestra relación con las aguas de la ría implica repensar en alguna medida cómo queremos que sea nuestra vida en común de acá en más. En eso estamos. A eso los invitamos.
En los años treinta, el intendente socialista Agustín de Arrieta proyectó un fantástico balneario para la costa de los barrios Bulevar y Saladero. La Rambla de Arrieta, cuyo primer tramo se inauguró en marzo de 2009, es un intento por materializar una porción de ese sueño, una apuesta por recuperar el frente marítimo de la ex usina como un paseo público, que abra una brecha en el muro de cemento y hierro que hoy valla gran parte de la ría de Bahía Blanca.
La Rambla no es la Costa Azul, no es Aruba ni Acapulco, ni siquiera Mar del Plata, Necochea o Monte Hermoso. No es un paseo para soñar que vivimos en otra realidad, sino para tener más claro qué realidad es esta que nos toca vivir. Un lugar para mirar el mar y todo lo que en el mar interactúa: cereleras trasnacionales, cangrejos cavadores, lanchas de pesca artesanal, buques con millones de metros cúbicos de gas… agua, sal, dragas, aves, dólares, soja, polietileno…
Compartimos un video que muestra parte de lo que pasó la noche del 14 de marzo de 2009 en la recreación de La Rambla de Arrieta.