Con el precio internacional del crudo en torno a los 30 dólares, hoy es más barato importar petróleo y derivados que producirlos localmente. El Brent cerró la semana anterior a US$ 36,49, mientras que el crudo Medanito de Neuquén se paga US$ 67,50; es decir, casi el doble. De ahí la conveniencia de traer cargamentos del exterior y venderlos al precio de los surtidores argentinos. La rentabilidad se maximiza.
El marco regulatorio establece que la importación de combustibles es libre. Es decir, el Ejecutivo no puede prohibir discrecionalmente el ingreso de combustibles importados. En teoría, sólo con el aval de la Aduana se puede concretar la operación, aunque en los últimos años el gobierno se valió de la política para bloquear esas compras. Ahora funcionarios del Ministerio trabajan en una resolución para dificultar y limitar la importación especulativa de combustibles por parte de los grandes traders internacionales. En la práctica, se optará por burocratizar al máximo ese tipo de operaciones.
Desde la óptica del Gobierno, que optó por continuar con la política de la gestión anterior de garantizar un precio sostén para el petróleo local, la sociedad argentina está pagando arbitrariamente más caro el petróleo que a nivel internacional para mantener niveles de inversión en el segmento de Exploración y Producción (E&P) y para intentar afectar lo menos posible la salud fiscal de las provincias petroleras. “No es justo que los traders se aprovechen de esa situación”, explicó un encumbrado directivo de una petrolera local.
Fuente: Inversor Online.