Aquel día, ese épico 15 de setiembre de 1968, el del debut como local de Bahía Blanca en un torneo de la A, se produjo un pequeño milagro: Huracán de Ingeniero White venció 1-0 al Estudiantes campeón de América, el mismo que un mes después obtendría la gloria mundial ante Manchester United, en Old Trafford. Una semana antes, en Buenos Aires, Huracán había caído 5-0 ante Los Andes.
Ante casi 11.000 hinchas (sólo Boca y River los superaron ese fin de semana en venta de entradas), un tal Ricardo Ovidio Ferlich —bahiense y puntero izquierdo— hizo el único gol, el del primer éxito, el del triunfo inolvidable… Enfrente de ese conjunto de voluntades, que finalizó último en el Nacional, estaban los ilustres platenses de Osvaldo Zubeldía: Poletti; Malbernat, Aguirre Suárez, Madero, Medina; Bilardo, Pachamé, Etchecopar; Ribaudo (después Lavezzi), Conigliaro y Juan Ramón Verón. No faltaba nadie…
Para Huracán jugó en ese torneo Vicente Cayetano Rodríguez como defensor. Era un equipo de muchos conocidos de la zona, pero despojado de figuras. Ante Estudiantes formó con: Azcoitía; Fiore, Becchio, Guindea, Vicente Rodríguez; Lucero, Solís, De Nápoli; Magagna (Correa), Lliteras y Ferlich. Se trataba de un equipo modesto que sólo ganó dos partidos (el otro fue ante San Martín de Tucumán, 1-0 también de local), empató dos y perdió 11. Volvió a participar en el Nacional de 1971 sin mucho éxito.
De todos modos, ya había vivido su día de gloria… (Doble 5).