Un grupo de seis estudiantes de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional del Sur (UNS) ha desarrollado un aislante térmico y acústico a partir de los tallos de girasol, un subproducto generalmente desechado en la producción de esta oleaginosa. El material, denominado “Giracrete”, se presenta como una alternativa económica y ecológica que pretende sustituir los materiales de construcción tradicionales, conocidos por su impacto negativo en el medio ambiente. Según los jóvenes creadores, la fabricación del aislante es sencilla y su introducción en el mercado podría realizarse de forma inmediata.
El equipo está integrado por Elías Flores (Pigüé), Karla Galech (Viedma), Juan Pablo Pérez (Gral. Roca), Mailén Rossini (Gonzáles Cháves), Agustín Schavinsky (Punta Alta) y Emilia Verney (Viedma), bajo la supervisión de los docentes Romina Meneses y Juan Manuel Moro. Verney explicó que el proyecto surgió durante una práctica profesional supervisada, en la que se les propuso trabajar con residuos agroindustriales. A partir de esa propuesta, idearon “Giracrete”, un material que aprovecha los tallos del girasol y reemplaza productos de construcción menos sostenibles. “Es un material amigable con el ambiente, de fácil fabricación e inserción directa en el mercado”, afirmaron los autores.
El proceso de fabricación de “Giracrete” se inspira en el hormigón de cáñamo y en técnicas de producción tipo celulosa, en las que los tallos se licúan y filtran con aglomerantes. Actualmente, los estudiantes están experimentando con diferentes aditivos para mejorar propiedades como la durabilidad y la resistencia al fuego. Juan Manuel Moro destacó que “el tallo es un material fácil de triturar y permite crear placas para colocar en muros o cielorrasos. Es una solución moderna, que reduce las emisiones de dióxido de carbono que se producen en la industria de la construcción y ahorra recursos energéticos no renovables”.
El proyecto obtuvo el primer lugar en el concurso del Grupo de Inventores de Occidente, con sede en México, en la categoría de materiales de construcción sustentable, y fue nominado para representar a Argentina en los Premios Innovation Project 2024. Emilia Verney expresó que este reconocimiento les da un fuerte impulso para seguir perfeccionando “Giracrete”, especialmente en términos de su viabilidad económica. “Ganamos el concurso que se hizo por país. Ahora competiremos con propuestas de 12 países del continente y nos da un aliciente para seguir probando alternativas, especialmente para hacerlo económicamente viable”, comentó Verney.
Argentina produce anualmente 3,4 millones de toneladas de girasol, de las cuales el 55% proviene de la provincia de Buenos Aires. A diferencia de las flores y semillas, los tallos, que pueden crecer hasta tres metros, no tienen un uso comercial, lo que genera una gran cantidad de residuos agrícolas. “El volumen de desechos es importante, por eso creemos que es una solución viable”, concluyó Moro, quien subrayó el trabajo con campos de cosecha en Tres Arroyos y Carhué como una muestra del potencial de este desarrollo.
Fuente: Prensa UNS