Llevar una buena alimentación y mantener el cuerpo activo es una de las herramientas más poderosas para prevenir enfermedades. La calidad nutricional de los alimentos que consumimos está relacionada de manera directa con la capacidad del organismo de luchar contra la aparición afecciones y dolencias.
Así lo confirma un estudio realizado en conjunto por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERESP) y el Instituto IMDEA Alimentación.
Esta es la dieta sana que reduce el riesgo de mortalidad
La investigación reveló que la dieta mediterránea podría reducir el riesgo de morir prematuramente hasta en un 23%. Los hallazgos, publicados en la revista Mayo Clinic Proceedings, demostraron que “una mayor adhesión al estilo de vida mediterráneo esta vinculado a un menor riesgo de mortalidad por todas las causas, incluido el cáncer“.
Como subraya la profesora de la Universidad Autónoma de Madrid y líder del estudio, Mercedes Sotos-Prieto, “los resultados indican que es viable adaptar un estilo de vida mediterráneo en poblaciones no mediterráneas utilizando productos disponibles localmente, aportando así valiosa información para investigaciones futuras”.
Además, “este estudio va más allá de simplemente promover el consumo de frutas y verduras o la práctica de ejercicio. Resalta la importancia de considerar todas las dimensiones de nuestra vida cotidiana“, resalta el investigador de la UAM, Javier Maroto-Rodríguez.
Pero eso no es todo. “Mantener una interacción frecuente con amigos y familiares, asegurar un buen descanso nocturno y optar por alimentos y bebidas saludables puede tener un impacto significativo en nuestra salud a largo plazo”, concluyen los investigadores.
Los beneficios de la dieta mediterránea
Como explican los expertos de la Fundación Dieta Mediterránea, esta dieta es “mucho más que una simple pauta nutricional, rica y saludable. Es un estilo de vida equilibrado que recoge recetas, formas de cocinar, celebraciones, costumbres, productos típicos y actividades humanas diversas”.
Se trata de una tradición milenaria declarada en 2013 patrimonio inmaterial de la Humanidad por la Unesco que se distingue de las demás por su alto contenido en grasas buenas, presentes en el aceite de oliva, el pescado y los frutos secos, y el balance perfecto que crea con los cereales, legumbres y vegetalesque aportan todos los nutrientes necesarios para la vida.
Fuente: El Cronista