Una reseña, realizada al momento de cumplir las Bodas de Oro, en el año 1994, contiene precisamente la historia del Club Defensores del Sur, desde su gestación. Puede afirmarse que sus mentores y gestores, tal vez involuntarios, fueron los señores Raúl Marino y Cándido Baltasar Lorenzo.
La mixtura de razas y nacionalidades que formaban Ingeniero White, finalizando la década del 30 y principios de la 40, con mayoría de españoles e italianos, pero también con inmigrantes griegos, yugoslavos, búlgaros, ingleses y franceses – por nombrar las más notorias – atraídas por la posibilidad de trabajo abundante que proporcionaban el ferrocarril, el puerto y la pesca y, porque no, la actividad comercial que era incesante y suficiente para abastecer las necesidades de la población.
Las familias eran numerosas y sus hijos, además de la escuela, tenían el horizonte despejado en numerosos baldíos, donde se alargaban los “picados”, hasta que los llamados de las madres, ponían un punto y aparte al rodar de la pelota, casi siempre de trapo. A veces aparecía una pelota de goma y era la gloria.
Estaban, por supuesto, los equipos de cada “cuadra”, como se denominaban a los barrios: Los equipos que recordamos, “Marina”, cercano a la estación Garro; “Achinelly”, en Brihuega y Avenente; “Cardone” en la calle Vélez Sarsfield; “La Patria” en Lautaro, cercano al Pasaje Rocca y “Deportivo Taponazo”, en el inmenso baldío entre Brihuega y Cabral, es decir la manzana que ocupa actualmente el Club Defensores del Sur.
Se hacían desafíos permanentes entre cuadras y los partidos eran interminables, muchas veces el sol se había despedido hacía rato, el agotamiento o alguna pelea ponían el punto final al partido. Esos mismos equipos, creían tocar el cielo con las manos cuando el Club Puerto Comercial, organizaba los torneos de baby fútbol.
Ceresetto N° 5
En el mes de junio de 1944, un grupo de chicos y muchachos que habitualmente integraban el equipo de “Deportivo Taponazo” resolvieron realizar una colecta, entre los vecinos para comprar un sueño, “una pelota de fútbol Marca Cereseto” – la Mejor sin tiento, decía la publicidad – cuyo costo era de trece pesos. Los iniciadores Raúl Marino y Cándido Lorenzo, requerían la contribución de dos pesos, a cada persona que visitaban. La distancia en el tiempo hace que no se pueda dimensionar, la magnitud de esos dos pesos, pero les resultaba de difícil concreción. Tal vez la dificultad estribaba, sin duda, en la ansiedad que sólo puede imaginar aquel que vivió esos momentos, tan felices, pero con tantas carencias., pedirle al señor Alfredo Morani, con carácter de préstamo la suma para no dilatar la espera.
Sí, pero…El señor Alfredo Morani, les dijo que se debía hacer el esfuerzo y crear un club, donde se pudieran juntar los vecinos y de esa manera accederían a la soñada “sin tiento”. Claro el fútbol era una fiebre que no respetaba espera y los chicos le manifestaron a Morani que formar un club era cosa de grandes. Sin embargo accedieron a lo solicitado de colaborar para formar el club de barrio.
Nace el club
El 19 de junio de 1944, se reunieron en la casa de la familia Marino Francisco Sandoval, Gregorio Fernández, Higinio Lorenzo, Juan Rossi, Salvador Esperanza, José Santos y José Marino. También estuvieron los muchachos de la cuadra Raúl Marino, Cándido Baltasar Lorenzo, Domingo Desimone, Silvio Volonterio, Roberto Sandoval, Juan Bautista Rossi y los hermanos José y Manuel Santos.
El señor Morani comunicó a los presentes que era necesario tener un lugar de reunión para los vecinos, donde pasar momentos gratos de camaradería fortaleciendo la relación de vecinos que tenían y citó como ejemplo el ejemplo del club que hacía poco tiempo se había formado en las colonias, con los pobladores que vivían en ese sector.
Un intercambio de opiniones coincidentes se aprobó lo propuesto por el señor Morani y designaron a varios vecinos para formar la primera comisión directiva, que quedó así integrada: Presidente, señor Francisco Sandoval; secretario, señor Alfredo Morani; tesorero, señor Higinio Lorenzo; secretario de actas, señor José Marino y un grupo más de vecinos, como vocales, que sería completar en el transcurso de los días siguientes.
Los chicos presentes – que por supuesto – fueron convidados de piedra, ya que no tenían voto, ni siquiera voz – no se lo hubieran permitido, de intentarlo – y “Con mucho pesar y en un rasgo de desprendimiento Raúl Marino y Cándido Lorenzo entregan lo recaudado para la compra del fútbol, que eran $ 11, como punto de partida a la fundación del Club, siempre pensando que ello era la forma más rápida y fácil de lograr la pelota de fútbol permanente, pero qué equivocados estaban”.
Fútbol no, bochas…
La Comisión Directiva se completó y se llamó a la primera reunión oficial. El lugar físico fue la casa de Higinio Lorenzo que tenía su negocio de almacén sobre la calle Magallanes. El local resultó chico porque había mucho interés y muchos vecinos se hicieron presentes, sentados en los cajones de soda del negocio.
Entonces se resuelve la construcción de una cancha de bochas, pidiendo a los presentes que, quien tuviera tablas o maderas que no usaran las donaran a tal fin. Es recordado el aporte del Señor Santos que tenía su humilde vivienda en Islas Órcadas y Cabral que sacó una puerta que comunicaba la cocina con una pieza, para contribuir a la construcción de la cancha de bochas.
Los días habían pasado. La pelota de fútbol, se había dejado de lado y en ese momento, no sólo no la habían logrado los chicos, sino que cada vez parecía más remota la posibilidad de tenerla. A pesar de no tener voz ni voto y es sagrado respeto a los mayores tanto Marino como Lorenzo, protestaron ya que habían estado tan cerca de comprar la pelota y ahora se tomaba un rumbo hacia otros deportes. Insistieron que ellos habían cedido los once pesos, con la certeza de lograr cuando antes su pelota de fútbol. No se los tuvo en cuenta y se siguió adelante con el proyecto aprobado.
Es de destacar que se hizo necesario acopiar arena para la cancha a construir y nuevamente el señor Santos prestó su carro, pero no tenían caballos. De manera que el acarreo desde Loma Paraguaya tuvo que hacerse a tracción a sangre de la gente del club.
El nombre del club
En reuniones posteriores se analizó la necesidad de elegir un nombre para bautizar al flamante club. Hubo intentos de llamarlo como sus homónimos de los clubes más famosos y así surgieron tales como “Boca”, “River”, “Independiente”, según las simpatías de cada uno; pasaron nombres de próceres nacionales, como el ya nombrado “Deportivo Taponazo”, que era el equipo representativo de la barriada.
Por fin luego de un intercambio de ideas, entre Roberto Sandoval, Raúl Marino, Cándido Lorenzo y Antonio Cesarone, propusieron que por ser del sur de la provincia de Buenos Aires, se le impusiera el nombre de “Defensores del Sur”. Fue aceptado por unanimidad y se encargó al señor Cesarone para crear el escudo que representaría al club, que es el que aun sigue vigente.
Y nuestra pelota?
Los meses seguían pasando. Se había comprado un garaje de chapas, que fue armado en el solar que hoy ocupa la sede social: se fijo una cuota social de sesenta centavos, que fue pagada con regularidad y hasta con generosidad ya que algunos socios pagaban directamente un peso.
Los chicos entonces vieron llegar el momento de tener el fútbol y la comisión le entregó a Marino y a Lorenzo $15 con la condición que sólo emplearan $13. A la vuelta pasaron un mal rato, porque la directiva los quería matar, ya que cuando – seguramente en Dozo Sport – le mostraron el primer fútbol, quedaron embelesados y rascaron sus propios bolsillos para completar los $16,50. Entre las respuestas alegaban que para las bochas se habían gastado $18 y que además estaban dispuestos a devolver lo gastado de más. Cosa que nunca ocurrió.
Azul y blanco
La primera camiseta con los colores azul y blanco, el Club la estrenó en un partido amistoso jugado en Saldungaray, en 1946 donde flameó la nueva bandera de la institución. Antes se había el primer partido de fútbol con el Club Unión de Villa Iris, que se jugó el 12 de octubre de 1945. Lorenzo y Marino encargados de la compra de las camisetas, que debían ser azules y blancos, fuera por el entusiasmo de la primera casaca, porque al momento de comprarlas era ya de noche o vaya a saber que confundieron el azul con el negro y trajeron negro y blanco. El grupo de quince personas viajaron en la caja de un camión que recorrió la distancia de poco más de cien kilómetros a la velocidad de… 15 km por hora.
La intrépida delegación fue integrada por Roberto Sandoval, Darío Chiarastella, Titín Rodríguez, Manuel Espósito, Pedro Césari, Cándido Lorenzo, Chufalá Godardo, Raúl Marino, Manuel Iozzo, Francisco Lomolino (Monyeta), Ferrucci, José Santos, Alissone, Silvio Volonterio y Juan Gil Giménez.
El primer aniversario
Se realizó un asado popular en el terreno de Higinio Lorenzo y por primera vez en Ingeniero White se jugó un campeonato de bochas, donde intervinieron además de Defensores del Sur, los clubes Las Colonias y Huracán. En el mes de setiembre en el salón de la Sociedad Italiana, se organizó el primer baile-festival, con un lleno total, debido a las atracciones que logró el club para actuar en esa velada.
Y el club crece – Semillero del fútbol
En los años 50 y 60 Defensores del Sur contó con muy buenos jugadores de fútbol y algunos descollaron en los equipos locales, como Comercial y Huracán y en los seleccionados de la Liga del Sur, como Palmiro Mazzello, Norman Bocca y los hermanos Palmucci. Y párrafo aparte para quien logró su ingreso al fútbol profesional como Manuel Iozzo que actuó con un interesante desempeño nada menos que en Boca Juniors.
Las bochas
Aquel, el deporte que estuvo desde la fundación del club se mantuvo arraigado y era común ver a los hermanos Mauri – Alberto e Isidoro – Juan Gil Giménez, Luis Espósito, Guillermo Francano, Donato Di mateo, Justo Echevez, Juan Carlos “Lete” Gómez, Rogelio Cepeda, Pier Montero y otros, animando partidos sobre la arena de la cancha de bochas.
Vida social
El Club Defensores del Sur siempre estuvo muy unido a la vida social de su barriada y de
Ingeniero White, animando bailes y festivales en la Sociedad Italiana y en menor medida en los
cines Jockey Club y Monumental, donde realizaba los “Bailes de la Flor”, los “Bailes del
Perfume”, los “Bailes del Chocolate” con gran afluencia de las familias whitenses.
Regularmente los días feriados y domingos, se pasaba música por los altavoces instalados en
el club. Las fechas patrias eran recordadas con carreras pedestres, de bicicletas, de sortijas, de
embolsados, campeonatos infantiles de bochas, organizados por los señores Roberto Báncora y
Manuel Espósito, a quiénes es dable recordar por el tesón y trabajo con que dedicaron horas al
club.
Y el mundo sigue andando
En la década del 60 se incrementó notablemente el número de socios que se inscribieron en el
club, con la particularidad del ingreso de damas y menores. Hubo que darles su lugar y así se
formaron comisiones de damas y caballeros, pudiéndose realizar reuniones familiares como festivales y bailes que, de acuerdo con las fechas que se realizaban, se denominaban de manera distinta, como “..de la Primavera” o “Aniversario de Ingeniero White”, etc. Los festejos se realizaban en el Salón de Copel, con un lleno total, para ver los desfiles de modelos y la elección de la Reina y sus princesas. En una de esas fue elegida Miss Ingeniero White, la representante del Club Defensores de Sur, señorita Mónica Desimone.
Simultáneamente se decidió y concretó la construcción del gimnasio cubierto, siendo el primero en su tipo en Ingeniero White.
El 19 de junio de 1969, al celebrarse los 25 años de existencia, los señores Domingo Deliberato y Oscar Peralta compusieron la Marcha del Club, que fue cantada por Emilio “Miyiya” Cesarone. Con la presencia del autor Domingo Deliberato, al cumplirse las Bodas de Oro, el Grupo Arena volvió a emocionar a todos los presentes otra vez con las estrofas de nuestra marcha.
Se cerraron las paredes laterales del gimnasio, con el valioso aporte dela Diputada Provincial señora Argelia Ocampo de Ballester, quien gestionó y obtuvo un subsidio provincial y paralelamente Poroto Ballester, esposo de la diputada, facilitó el dinero faltante, a devolver sin interés y según las posibilidades del club.
A partir de ahí se sucedieron los torneos de baby fútbol, la organización de bailes y como corolario el primer campeonato de “Fútbol 5”. La utilización del gimnasio se hizo rutinario su uso para todo tipo de eventos que continuó hasta la actualidad en forma permanente, lo que generó recursos para realizar las mejoras y el mantenimiento de las instalaciones.
Homenaje
El 4 de julio de 1992 se inauguró la secretaría que lleva el nombre de Don Alfredo Morani, uno de los principales, sino el que más, de la creación del club. A la ceremonia, muy emotivo, concurrieron su señora esposa Doña María Marino de Morani, junto a familiares, fundadores, ex-presidentes, socios y vecinos.
Personería jurídica
Dos hechos marcan el avance del Club Defensores del Sur. Uno es administrativo, como la legalización de la posesión treintañal de los terrenos que ocupa y la obtención de la Personería Jurídica, que corresponde al número 12043 y la otra edilicia con el espectacular cambio de las fachadas de la sede social y gimnasio, dotándolo en la renovación total del frente de 30 metros, con piedra, ladrillo vista e iluminación con brazos reflectores de luces. Una obra que es un orgullo no sólo para el club sino también para Ingeniero White.
Una reflexión
Esta información fue brindada en su momento por un amigo de todos, que siempre estaba dispuesto a la gauchada en la sede del Club Defensores del Sur. Una persona buena a la que alevosa y salvajemente mataron seres sin escrúpulos y aun sin castigos.
El Chiche Elisii. El mismo que durante muchas noches de hablar sobre su Guaite, hizo guaitense a Hugo Marozzi, para que escribiera el tango “Ingeniero White” como si hubiera nacido en nuestro pueblo, me dejaba como renglón final de ese informe una reflexión: “La idea es seguir concretando viejos sueños, año a año.”