La primera temporada de Arsat-1 se había registrado del 26 de febrero al 13 de abril del mismo año, precisó el informe de la empresa estatal a cargo del desarrollo de sistemas satelitales.
En tanto, el desafío del Arsat-2 -a solo un mes de su despegue- quedó superado cuando llegó a órbita geoestacionaria el 13 de octubre último, lo que implicó que durante tres días también tuviera que afrontar una prueba de máximo nivel para los subsistemas térmicos y de potencia de los satélites geoestacionarios argentinos.
Según precisó el comunicado, “al no recibir luz solar directa, el funcionamiento de Arsat-1 y Arsat-2 queda garantizado por la energía almacenada en sus respectivas baterías, mientras ambos satélites resisten perfectamente las transiciones térmicas extremas y veloces que implican su ingreso y salida del cono de sombra”.
Arsat, que mantiene los derechos exclusivos para operar y comercializar la posición orbital geoestacionaria 81W, señaló que “superar con éxito la primera temporada es considerado un importante indicativo del éxito de la misión”.