El pontífice llegó ayer a la isla, en donde estará tres días y celebrará tres misas en La Habana, Holguín y Santiago de Cuba; para posteriormente trasladarse a Estados Unidos en una gira histórica por el restablecimiento de las relaciones entre ambos países.
Es que a fines del año pasado, Estados Unidos y Cuba comenzaron a normalizar sus relaciones bilaterales tras el rol clave del papa argentino en las negociaciones, ya que inclusive escribió él mismo cartas a los dirigentes para arengar el diálogo.
El papa llegó en un avión de Alitalia, con las banderas cubana y vaticana flameando en el aeropuerto internacional José Martí, a donde arribó segundos después de las 17 hora argentina (16 cubana).
Francisco fue recibido por un conmovido presidente de Cuba,quien lo esperaba para dar inicio a la celebración oficial que se realizó en presencia de cientos de fieles que aguardaron su llegada con banderas de Cuba y el Vaticano, con un franco protagonismo de jóvenes que animaron la jornada al cántico “esta es la juventud del papa”.
Apenas bajó del avión, el solideo del Papa voló por los aires y apenas se levantó a recogerlo, pero no se lo volvió a colocar hasta que Castro pronunció su discurso, antecedido por el recibimiento de cuatro niños cubanos que le obsequiaron ofrendas florales conmovidos por la bendición de Francisco, quien los abrazó con ternura.
La banda oficial del Ejército Cubano sonó al arribo de Francisco, mientras una fila de obispos lo saludaba desde el ardiente asfalto cubano, frente a una tarima que se montó con dos sillones y un atril para que los mandatarios pronunciaran sus discursos.
El primero en hablar fue Castro, quien agradeció a Francisco “su apoyo al diálogo entre los Estados Unidos y Cuba”, ya que “el restablecimiento de las relaciones diplomáticas ha sido un primer paso en el proceso hacia la normalización de los vínculos entre ambos países”.
Además, condenó el bloqueo que realiza desde hace más de 50 años Washington a la isla, al sostener que “provoca daños humanos y privaciones a las familias cubanas, es cruel, inmoral e ilegal, y debe cesar”; y reclamó nuevamente que “el territorio que usurpa la Base Naval en Guantánamo debe ser devuelto a Cuba”.
El mensaje de Francisco abogó por la continuación del camino de las negociaciones, en pos de la “cultura del encuentro”, concepto que se ha convertido en uno de los pilares de su pontificado.
“Desde hace varios meses estamos siendo testigos de un acontecimiento que nos llena de esperanza: el proceso de normalización de las relaciones entre dos pueblos tras años de distanciamiento”, sostuvo el pontífice.
“Ese es un signo de la victoria de la cultura del encuentro, del diálogo, del sistema del acrecentamiento universal por sobre el sistema, muerto para siempre, de dinastía y de grupos”, sostuvo el papa citando al escritor José Martí.
De esta manera, animó hoy “a los responsables políticos” del “proceso de normalización de las relaciones de los pueblos” cubano y estadounidense a “continuar por ese camino y desarrollar sus potencialidades”.
Ello “como prueba del alto servicio que están llamados a prestar en favor de la paz y el bienestar de sus pueblos de toda América, y como ejemplo de la reconciliación para el mundo entero, en una atmósfera de Tercera Guerra Mundial por etapas”, sentenció.
En otro párrafo de su discurso, celebró “el 80 aniversario del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre la República de Cuba y la Santa Sede”, y destacó las visitas papales anteriores de Juan Pablo II, en 1998, y de Benedicto XVI, en 2012.
“Sé que su recuerdo suscita gratitud y cariño en el pueblo y las autoridades de Cuba”, sostuvo y afirmó: “Hoy renovamos esos lazos de cooperación y amistad para que la Iglesia siga acompañando y alentando al pueblo cubano en sus esperanzas y en sus preocupaciones”.
Bajo el lema “Misionero de la Misericordia”, Francisco arribó hoy a Cuba en la tercer visita del Papa Francisco a Latinoamérica, gira que continuará hasta el martes, cuando se trasladará a Estados Unidos.
Al retirarse del aeropuerto, Francisco se dirigió en ‘papamóvil’ hacia La Habana, saludando a cientos de miles de fieles que que lo ovacionaron agitando banderas de Cuba y el Vaticano, aproximándose a su paso en el trayecto de 25 kilómetros.
Fuente: Télam.