El Gobierno puso el pie en el acelerador en el último tramo del año con un claro objetivo: desacoplar los valores internacionales de las materias primas, fundamentalmente el trigo y el maíz, de su incidencia en el precio de los alimentos en el mercado interno. Una tarea para nada sencilla pero que a través de una serie de mecanismos sería la base fundamental con la que el oficialismo buscará pelear contra la inflación de alimentos en el 2022.
En tanto, para el sector cárnico se buscará fomentar, con créditos a tasa subsidiada a la producción ganadera para que haya más oferta en el mediano plazo y salir, de una vez por todas, de la tensión constante generada por el consumo doméstico y las exportaciones.
Por lo pronto, el fideicomiso, con dinero aportado por el sector exportador de ambos cereales, avanza entre mesas de negociaciones plantadas por el Gobierno con los diversos actores del sector. El plan será concretamente subsidiar 3,1 millones de toneladas de trigo y 1,5 millones de toneladas de maíz que en la práctica están destinadas a la producción y el consumo de la bolsa de 25 kg de harina de trigo 000, la bolsa de 25 kg de harina de trigo 0000, fideos secos en paquete de 500 g y por último el pollo frío o congelado.
De esta manera el Gobierno se asegura que productos de consumo básico en la mesa de los argentinos, como el pan, los fideos y el pollo, que actualmente se consume alrededor de 48 kilos por habitante por año, tengan precios diferenciales en el mercado interno y que estos sean subsidiados por el sector exportador que gracias a los altos valores de los commodities internacionales acumulan ganancias millonarias.
Las empresas exportadoras deberán aportar alrededor un total de u$s150 millones y el monto se calculará por las declaraciones juradas de ventas al exterior (DJVE) que declaran periódicamente. El fondo estará administrado por el Gobierno y mantendrá una mesa de diálogo permanente con los actores de la cadena como la industria molinera y la avícola. Además, en estos momentos se evalúa la posibilidad de que tenga vigencia hasta el 2024.
En tanto, respecto a los volúmenes de equilibrio para las exportaciones de trigo y maíz, el Gobierno se alejó de cualquier polémica planteada por el sector y fue el propio ministro Julián Domínguez quien detalló que este año el trigo se encamina a una cosecha récord en producción que redundará en más envíos al exterior. Más allá de las críticas de la Mesa de Enlace, el oficialismo detalla que el actual esquema no perjudicará el comercio internacional y que claramente busca asegurar el consumo doméstico.
Fuente: Ambito.