Lejos de atenuarse, la crisis económica por la que atraviesa la industria pesquera se agrava. Sin respuestas oficiales, las cámaras recurrieron ahora al Consejo Federal Pesquero en otro intento por reponer la problemática en la agenda oficial.
De la iniciativa tomaron parte Cepa, Caipa, la Cámara de Armadores de Buques Pesqueros de Altura, Udipa y Cafrexport. En tanto, Capa planteó los problemas particulares de la flota potera en reunión de comisión de seguimiento de calamar.
Según trascedió mediante el acta de sesión de este jueves, el Consejo tomó nota del pedido y decidió intervenir más allá de no tener capacidad para implementar las medidas de aliento a la producción que reclama el sector.
En la reunión, los consejeros acordaron remitir un pedido de audiencia urgente con el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Carlos Casamiquela, y su par de Economía, Axel Kicillof. La intención es que también se sumen a la mesa el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el titular de la Afip, Ricardo Echegaray.
“Los representantes de las empresas destacaron la gravedad de la situación en la que se encuentran y expresaron los principales problemas que atraviesan”, describe el acta.
La lista ya es más que conocida: retraso cambiario, incremento de costos y baja de precios de algunos productos en mercados internacionales. Esto, naturalmente, le resta competitividad a las pesqueras y traba cualquier posibilidad de financiamiento.
La coyuntura se traduce en un escaso nivel de actividad y una cadena de pagos al borde del abismo, mientras que la presión impositiva a través de los derechos de exportación y la tardía devolución de impuestos no cede; dos ejes que precisamente podrían aliviar la carga de las empresas.
En los últimos cuatro años todos los intentos para corregir las distorsiones han sido estériles. Diagnósticos del Gobierno hubo varios, incluyendo en que efectuara Economía en las últimas semanas a través de un equipo técnico, pero ninguna respuesta.
Entre los empresarios predomina el pesimismo, aunque no dejan de golpear puertas. Incluso, de no mediar alguna instancia superadora, algunos dirigentes locales piensan en formar un frente con representantes de otras economías regionales afectadas por las mismas variables para darle mayor peso y exposición al reclamo.