Fue en 1930, designándoselo de inmediato insider izquierdo titular de La Liga del Sur hasta 1933 en que pasó a radicarse en Buenos Aires. Al volver a su querido Comercial en 1943, otra vez en la selección celeste, divisa que defiende hasta 1945.
El paso de Aníbal Troncoso por Comercial fue si se quiere, corto, ya que actuó diez años en el fútbol profesional porteño, durante la que fue su mejor época, pero que nadie en Bahía Blanca puede olvidar lo que representaba para su fútbol aquel joven brillante que actuó junto al maestro Águedo Ursino y que llegó a escribir páginas notables sobre los campos de juego de todo el país.
Sin lugar a dudas, fue Troncoso el jugador más brillante que produjo nuestro fútbol, hábil en el manejo de la pelota, de gran shot y con gran sentido del fútbol asociado, llegando a constituirse también en uno de los mejores interiores izquierdos argentinos de todos los tiempos. Ésta es la opinión, entre otras, de Ricardo Lorenzo ´Borocotó´, cuando al hacer el inventario histórico de insiders izquierdos más capaces, dijo: ´Manuel Seoane, Roberto Cherro, Antonio Sastre, José Manuel Moreno, Rinaldo Martino, Ángel Labruna y ese bahiense sin suerte, tan capaz como todos ellos, que se llamó Aníbal Troncoso´. (…) Su figura legendaria y fabulosa, desaparecida joven aun, en los comienzos de este año de jubileo comercialino, permanecerá indeleble en el recuerdo detodos los amantes del buen fútbol, que ven en Aníbal “Melón” Troncoso al más grande entre los grandes…” Después de jugar en Tigre, con gran suceso, Aníbal Troncoso llegó una vez a White con Marvezzi, Oubiñas y algún otro jugador. El ANIBAL TRONCOSO presidente de Tigre era dueño de una inmobiliaria.
Los jugadores cobraban – cuando cobraban – en pesos. Pero Marvezzi era pragmático, quería departamentos. Fue el único que conservó algo. Cuando llegó Lazzatti, a Plaza Constitución, para probarse en Boca, lo estaban esperando Troncoso y Romano que jugaban en Talleres de Remedios de Escalada. Los integrantes de una de las parejas más recordadas de Comercial – un monumento en el estadio perpetúa su recuerdo – fueron tapa de la revista La Cancha el 22 de diciembre de 1934, con la casaca de la fusión de Talleres-Lanús.
La hermana de Troncoso, Adelfa Laura – más conocida por Yita – se casó con Alberto Romano, nada que ver con Isaíto Romano. Y una vez más el ´ala´ Troncoso-Romano volvió a figurar en los diarios. Pero no en la página de fútbol, sino en la de sociales, que alguien lee. Melón, se despidió de la práctica activa del fútbol el 31 de octubre de 1954. Veinte años después de aquella tapa de La Cancha. Melón jugó en Talleres, Boca y Tigre. Marco 103 goles en el profesionalismo.
De los que marcó en Comercial y los combinados de la Liga del Sur no hay estadísticas oficiales. En un capítulo de “Historietas Comercialinas” Ampelio Liberali, recibe un testimonio: “Cándido Lorenzo iba al Colegio Sarmiento. Después de las clases junto con otros pibes compañeros iban a la cancha a jugar un picado, o cuando EN EL CLUB TALLERES de Escalada (a la derecha)menos, practicar tiros al arco. Allí solían encontrar a Melón Troncoso, de regreso de su campaña en Talleres, Boca y Tigre. Para los chicos, Melón era un personaje de historieta,muchos guardaban las figuritas de los chocolatines en los que aparecían las grandes luminarias del fútbol, entre ellas Troncoso. Y tenerlo al lado, divirtiéndose con él, era una fiesta. Recuerda Lorenzo, que colocaban un aro, un suncho de algún barril en desuso y lo colgaban de arco. Hacían puntería desde el área chica, después desde el penal y finalmente desde lejos. Por cada uno que metían en el aro habían chingado mil… ´Pero cuando Melón metía el taponazo parecía que la pelota buscaba el aro.
De cerca las metía todas; de lejos, casi todas, de más lejos muchas… En las kermeses había un juego que consistía en una silueta de un arquero con un orificio a la altura del pecho, del tamaño de un aro de básquet. Por 20 guitas daban 4 ó 5 opciones. El que acertaba ganaba un premio. Para los pataduras, cobrar un premio rsultaba más caro que ir a comprarlo a París con viaje incluido. Cuando iba Melón, le decían: Tomá un premio y andate…¡vos no jugás!´ (De cinco tiros era capaz de llevarse 4)” “Lorenzo recuerda a Melón Troncoso y se emociona. En el Bar de Bugarini, Melón tocaba el acordeón y el piano y lo hacía como cuando jugaba al fútbol, un fenómeno. Ya se había retirado del fútbol y era empleado de YPF y casi todas las noches, los pibes – Lorenzo también fue pibe alguna vez – después del cine iban al boliche de Biasola. El pretexto era comer un sándwich, pero la distracción era Troncoso- El bar estaba el Elsegood y Plunkett, donde había estado el almacén de Marés. (…) Para los chicos era un lujo.
Lo habían conocido a través de la radio, de las figuritas, de los relatos de los mayores sobre las hazañas en Comercial. Y estaba junto a ellos, tal humilde, tan querible. Les hablaba, les daba consejos, les acariciaba la cabeza ´Se hacía querer, lo adorábamos´”. Personalmente, además de compartir todos los recuerdos de admiración para con Melón Troncoso, debo recordar que compañero de mi suegro José Pepe Ventura, en YPF, llegó para tocar, con su acordeón, en la fiesta de mi casamiento junto a Eugenio Daniele, en violín y al Negro Figueredo, en guitarra.Además, su hermano el Chocho Troncoso, estaba casado con una prima hermana mía, Leonor “La Piba” Diez.
Porque Melón Troncoso, integró varios conjuntos musicales, como el que formó con el violín de Rosario Spósito, de quien recuerda su nieto Norberto Castellano: “El tema es que mi abuelo, ferroviario, enfermero de oficio, peluquero, que se yo, entre otras cosas sabía magia de todos los colores, cosa que nunca me quiso enseñar. Algún manejo aleccionador, porque contaba que se había llevado un susto muy grande, entonces un día agarró y tiró todos sus libros de magia. Violinista de oído, mi abuelo estuvo en la orquesta típica en White durante mucho tiempo y había aprendido a tocar el violín afanándole el violín al patrón de la peluquería”. y según nos cuentan también ejecutaba el bandoneón.
Un personaje multifacético, que desdoblaba, además, su trabajo en el ferrocarril, sus roles sociales como fomentista y cooperativista, José Egidio Conte, que luego cobrara notoriedad encabezando la jefatura de la Administración de Puertos y fuera el primer presidente del Consorcio del Puerto. Y según los mismos comentarios, Troncoso tocaba tan bien el piano, que la gente empezó a llamarlo “el Di Sarli de Guaite”, cosa que le molestaba bastante. Tanto que dejó de tocar el piano en público.
Pero Melón, además del piano era excelente bandoneonista así como acordeonista, y si no que lo digan los que concurrían a las cantinas, en especial la Cantina “Miguelito”, donde junto a la viola del Negro Figueredo, enmarcaba, las canciones de Miguelito Curcio o de Hilario Landriscini (o Landriscina, ya que decía que era pariente del cuentista don Luis). Cuantos habrán cantado con él. Entre los más destacados está Antonio Campos, sin ninguna duda la voz más importante del pueblo, de lucida actuación en el Círculo Gardeliano de Ingeniero White. Troncoso, en su domicilio, daba clases de fueye, acordeón, guitarra y creo que hasta canto.
Meses después del fallecimiento de Aníbal Troncoso, Ampelio Liberali, a la sazón representante y embajador sin cartera de todo lo whitense, hizo llegar al club un disco que él mismo presentaba, entre los acordes del tango “Responso” que el gran Pichuco Troilo dedicara a Homero Manzi y decía así: “Música de Buenos Aires”…”Música de Buenos Aires” la audición de música popular que se difunde por Radio El Mundo, dedicó estas palabras, a la memoria de Aníbal Troncoso, en la audición del sábado 30 de enero de 1965. Esto es lo que en ese momento, dijo Raúl Moyano” (Ampelio Liberali): “Amigos de “Música de Buenos Aires, en Ingeniero White, puerto de Bahía Blanca dejó de existir el miércoles, un gran jugador de fútbol de los tiempos de oro del profesionalismo, Aníbal Troncoso.
Después de actuar durante muchos años en el club que lo vio nacer y donde su padre era presidente, Comercial, el club donde jugó Lazzatti, Troncoso pasó a Talleres de Remedios de Escalada, donde formó una ala inolvidable junto a su compañero y amigo de toda la vida, Isaíto Romano Y así como en Comercial había integrado una gran delantera con Rossini, Ursino, Marcucci, Troncoso y Romano, también integró en Talleres un gran quinteto ofensivo,: Cerrudo, Zubizarreta, Lamanna, Troncoso y Romano.
Después pasó a Boca Juniors y a Tigre, y al cabo de varios años regresó su Comercial de Ingeniero White, donde cumplió las últimas presentaciones Ustedes preguntarán ¿A qué viene en esta audición “Música de Buenos Aires”, un recuerdo a un jugador de fútbol? ¡Es cierto! Pero ocurre que no solo en el fútbol fue figura Aníbal Troncoso, sino también en la música popular. Troncoso era un pianista de talento, tal vez uno de los hombres con mayor intuición musical. Un intuitivo puro. A los pocos meses de estudiar las primeras notas, su profesor advirtió en él a una gran figura.
Y así fue. Como pianista causó sensación. Aunque después abandonó, en parte, el piano para dedicarse al bandoneón. Y también con el fuelle entre sus dedos dictó cátedra, casi sin estudiar. Por que Aníbal Troncos era intuitivo en todo. Aprendía con admirable facilidad y podía interpretar cualquier instrumento con absoluta fidelidad. Era un vocacional de la música, como lo había sido del fútbol. Aníbal Troncoso se ha marchado y la ceremonia de su inhumación fue imponente. Allí estuvieron sus amigos de toda la vida, entre ellos Isaíto Romano, su alero, su amigo, su compañero de siempre.
Lo saludaron los amigos del fútbol y lo lloraron los tangos, allí en el salón del club Comercial, donde se encendieron las velas, para quien allí mismo muchas veces había encendido la pasión de su talento por el tango. ¡Adiós, Aníbal! ¡Adiós “Melón”! ¡Los fueyes tienen hoy un crespón en tu memoria!” “Esta glosa fue leída en la audición “Música de Buenos Aires” de Radio el Mundo el sábado 30 de enero de 1965 por Raúl Moyano” (Ampelio Liberali). Mientras transcurría la lectura, creaba el clima propicio el tango “Bahía Blanca” ejecutado por el maestro Carlos Di Sarli. “MELÓN”, tango a Troncoso La Nueva Provincia en su edición del 19 de junio de 1935, publicaba: “El señor Rogelio Mayo, entusiasta cultivador del arte musical de Villa Mitre, ha escrito el tango titulado “Melón”, dedicado al deportista [Aníbal] Troncoso del Club [Puerto] Comercial, entidad que actúa desde hace muchos años en Ingeniero White. La pieza fue estrenada en el bar de Concetti por la orquesta Favre”. “CON EL DIEZ POR CIENTO ME CONFORMO” Aníbal Troncoso, fue un excelente jugador de fútbol y con respecto a la música, resultó un intuitivo total como lo fue en el deporte. Enseñaba bandoneón, piano y acordeón a piano, creo que también guitarra. En la cancha sin duda sobresalió nítidamente, no solo con los jugadores del medio y de la zona sino también a nivel profesional. Las causas de porque no tuvo mas trascendencia a nivel nacional, habrá que buscarlas en otro estudio que excede la finalidad de esta nota.
Melón, sabemos era verdiamarillo hasta la médula. Su hija menor se casó con el Pato Genovese que compartía con Troncoso la animación de la cantina Miguelito, como que da dicho más arriba. El Pato era del Boulevard, por supuesto de Huracán, lo mismo que su familia. Cuentan, en los mentideros whitenses, que el día del casamiento del Pato y la hija de Melón, en determinado momento Genovese padre, con el mentón apoyado sobre una mano, miraba a la pareja de recién casados y de a ratos sonreía. Cuando le preguntaron porque, respondió con la alegría iluminándole la cara: “Si cuando tengan un hijo, es varón y tiene el diez por ciento de la calidad de Melón, antes que nazca lo ficho en Huracán”. La descendencia no fue afortunada, para el viejo Genovese. El nieto varón no llegó. Estando José Minella como director técnico del equipo superior de fútbol, ante problemas físicos, que arrastraba el wing izquierdo de Rácing, convocó a Aníbal Troncoso para cubrir el ala izquierda de la delantera.
Esto no fue del agrado de algunos periodistas, que se manifestaron a través de sus respectivos diarios. Al tomar conocimiento del comentario, en desacuerdo con su convocatoria, “Melón” se enojó y se no concurrió a los entrenamientos, debiendo Minella, reemplazarlo por otro zurdo. CUANDO MELÓN DIJO NO A la pensión donde vivía, estando ausente Troncoso, se presentó un periodista, contratado por la revista “El Gráfico”, para realizar una nota a “Melón”. Los dueños de la pensión comenzaron a arreglar y acomodar la habitación, donde se habría de realizar la nota. Al llegar Aníbal, el reportero, pretendió que le pagara por las fotografías que le iba a sacar. La respuesta su contundente: “Mandate a mudar”… De nada valieron los ruegos del representante de la revista. No sirvió la seguridad que ofreció el notero, que la nota iba y que él pagaría las fotos. Ni siquiera cuando le dijo, que seguramente, lo iban a sancionar en la revista si no llevaba la nota. El no de “Melón” no tuvo vuelta.
Por iniciativa de un grupo de asociados a fines de la década del ´60, que encabezó, entre otros, Luis Carbonara se realizó el monumento a Aníbal Troncoso, y que contenía un cuadrangular nocturno, auspiciado por la Liga del Sur en la Cancha de Olimpo. El escultor contratado fue Ángel Muñiz Alique, nacido en La Coruña el 2 de agosto de 1926, con quien colaboraron posando, en su atellier de la calle Villarino, en Bahía Blanca, jugadores en actividad, siendo el más requerido ese estupendo zaguero que fue el “Negro” Héctor Giménez.
Al monumento, montado en un podio inicialmente, se le agregó la figura de su compañero Iasías Romano, como mostrando el ala izquierda de la delantera en Comercial y en otros equipos.siempre juntos.Ésto fue, años más tarde por obra del Círculo de Residentes Whitenses, en la Capital Federal, seguramente con Ampelio Liberali, como motor, completando la pareja izquierda futbolística y de amigos inseparables de toda la vida: Melón Troncoso e Isaíto Romano.
Nota: Gentileza Tino Diez.