Al igual que en 2019, el rompehielos elegido para realizar esta tarea es el ARA “Almirante Irízar”, nave insignia de la Armada Argentina que fue recientemente restaurada tras estar varios años sin actividad como consecuencia de un gran incendio que afectó a gran parte de su estructura.
El comandante Conjunto Antártico, coronel Edgard Calandin, afirmó en diálogo con la agencia Télam que la campaña “que arranca en noviembre no va a ser fácil”, debido a “los esfuerzos y complejidades que la pandemia le suma a las operaciones para este año”.
“En estos momentos estamos definiendo un nuevo protocolo de cara a la próxima CAV; todas las personas que deban viajar a cumplir tareas en alguna de las trece bases argentinas en la Antártida deberán pasar por un primer test PCR, dos semanas de aislamiento y un segundo test PCR antes de embarcar en el Rompehielos Almirante Irízar (RHAI) o en los Hércules C-130″, explicó.
El militar sostuvo que las instalaciones situadas en el continente blanco “disponen de redundancia de alojamientos por la alta probabilidad de incendios” producto del clima seco y a que “hay mucha estática” en la región, por lo que se decidió “aprovechar esas casas de emergencia para que las dotaciones que llegan cumplan allí con otra semana de aislamiento y no tengan contacto con las dotaciones salientes”.
“Todos los integrantes de las dotaciones que van a comenzar a viajar a la Antártida el mes que viene se están preparando para esto desde hace más de un año, se viene cuidando desde que comenzó la pandemia porque entienden que no se puede llevar el virus para allá y a todos les estamos pidiendo que se cuiden más que nunca porque a principios de noviembre van a tener que pasar por los test PCR”, resaltó.
En este sentido, Calandin precisó que “los reemplazos están previstos por equipos, por lo que si un integrante da positivo” todo su grupo deberá ser “reemplazado por el segundo”, y para organizar esto “todo el personal va a realizar la cuarentena en las instalaciones del Centro Argentino de Entrenamiento Conjunto para Operaciones de Paz (Caecopaz) en la guarnición de Campo de Mayo”, a excepción de aquellos destinados a la Base Marambio, ya que en su caso tienen “la posibilidad de aeroevacuación durante todo el año”.
El comandante Conjunto Antártico recordó que “hace una semanas se registraron algunos casos positivos de coronavirus en la tripulación del Rompehielos Almirante Irízar”, lo cual obligó a “realizar chequeos y controles a toda tripulación” y también a someter al buque “a un estricto y minucioso protocolo de desinfección y sanitización que debe alcanzar cada uno de los rincones de una estructura, que es enorme”.
El militar contó que tanto esta embarcación como uno de los avisos de la clase Neftegaz van a zarpar juntos del puerto de Buenos Aires a principios de diciembre y las personas que vayan a bordo de ellos ya no van a tocar tierra hasta que finalice la CAV a mediados de marzo”.
Durante la campaña, estas naves deben provee a las bases argentinas de víveres, insumos y medicamentos, tubos de gas, material científico y combustibles, además de vehículos, repuestos, herramientas, maquinarias, embarcaciones, materiales para instalaciones y una extensa lista de elementos imprescindibles para vivir más de 12 meses en la Antártida.
También efectúan el repliegue de residuos y el traslado y relevo del personal científico y militar que integra las dotaciones permanentes y temporarias.
“Para reducir los riesgos de contagio se va a ingresar al puerto de Ushuaia por única vez a mediados de diciembre para cargar el Gasoil Antártico (GOA) que le da energía a las bases; desde allí el primer tramo de las operaciones del RHAI va a ser el abastecimiento de las bases Esperanza, Carlini y Marambio”, detalló Calandin.
En tanto, al regreso de ese viaje está previsto que el rompehielos no vuelva a amarrar en esa ciudad de Tierra del Fuego, sino que “se va a amadrinar con un buque que le va a traspasar las cargas con las que en el segundo tramo de operaciones va a abastecer las bases Orcadas y Belgrano II”.
“Una vez completado ese objetivo el RHAI volverá hasta Ushuaia, donde se va a amadrinar una vez más con el buque que le va a traspasar las cargas destinadas a la base San Martín, desde donde regresará para recién tocar puerto a mediados de marzo”, completó el comandante.
Además, el militar destacó que “la extensión de más de tres meses de navegación sin tocar puerto y la necesidad de traspasar cargas” de una embarcación a otra “van a exigir un esfuerzo extra de las tripulaciones del RHAI y del aviso que lo acompañe”, por lo que en esta oportunidad va a viaja también una profesora de educación física que va a ayudar “a mantenerlos en estado”.
“No recuerdo alguna otra CAV que haya requerido una navegación tan extensa. De todos modos, el Irizar fue diseñado para darle un año de autonomía a su tripulación en el caso de quedar varados en el hielo, por lo que cuenta con los recursos para una operación como esta”, aclaró.
Por último, el militar remarcó que “para las dotaciones que ingresen vía aérea a la Antártida también se está preparando un alojamiento para cumplir con la cuarentena en Río Gallegos”, y se acordó con la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) la coordinación de un corredor sanitario para cuando el personal tenga que trasladarse hasta el C-130 que lo llevará hasta la base Marambio
“A diferencia del año pasado, en esta oportunidad las dotaciones que se repliegan no van a ser llevadas a Ushuaia, sino que van a ser trasladadas primero hasta la base Marambio y desde ahí en el C-130 a Río Gallegos para mantener al mínimo las posibilidades de contagio”, concluyó Calandin.
(CRONICA COMODORO RIVADAVIA) #NUESTROMAR