Alarmado por los infectados de coronavirus que llegaban en los vuelos de repatriación, el gobierno de Alberto Fernández decidió el cierre total de las fronteras hasta el martes 31, incluso para los argentinos varados en el exterior. Pero la palabra “total” tiene también algunas excepciones.
Un interés muy especial del Gobierno es que el bloqueo no afecte al comercio exterior. Y por eso lo dejó marcado en el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) difundido cerca de la medianoche de ayer. Las medidas no afectarán a ” personas que estén afectadas al traslado de mercaderías por operaciones de comercio internacional de transporte de cargas de mercaderías , por medios aéreos, terrestres, marítimos, fluviales y lacustres”.
Las fronteras seguirán abiertas también para los “transportistas y tripulantes de buques y aeronaves” , a pesar de que el tráfico por esas vías se haya reducido de manera dramática desde hace casi dos semanas.
Tampoco tendrán prohibido el ingreso “las personas afectadas a la operación de vuelos y traslados sanitarios”.
En cuanto a los vuelos especiales de repatriados , se les permitirá seguir hasta Ezeiza en los casos en que hubieran despegado rumbo a la Argentina a la hora de publicación del decreto. Incluso si la medida los hubiera sorprendido en una escala. Esto implica que todavía hoy seguían aterrizando algunos aviones con argentinos repatriados. Esta madrugada llegaron un vuelo de San Pablo (Qatar), uno de Madrid y otro de Miami (ambos de Aerolíneas Argentinas). Para esta noche quedan dos vuelos más programados (de Cancún y de Miami) .
Los vuelos comerciales de zonas no consideradas de alto riesgo tampoco despegarán hacia Buenos Aires.
Un informe confidencial que circuló en la Casa Rosada antes del anuncio del Presidente indicaba que “particularmente el aeropuerto de Ezeiza” venía registrando problemas para gestionar el traslado en tierra de los pasajeros que llegan de países muy golpeados por el virus. Y recomendaba “limitar el flujo de ingreso de aeronaves a un número que sea manejable” , con el fin de que “no se desborde la capacidad de los profesionales de la salud” y otros operarios encargados del control. El riesgo empezaba a ser que el aeropuerto se convirtiera “en un foco de contagio masivo entre los recién llegados”. Y se indicaba que “están llegando argentinos desde los más diversos destinos, y muchos de ellos, lamentablemente, presentan síntomas de la enfermedad “.
Desde el cierre de los cielos para vuelos provenientes de las zonas más golpeadas por el coronavirus, llegaron más de 40 chárters de Aerolíneas Argentinas , con cerca de 12.000 pasajeros. Otros 10.000 aproximadamente siguen varados a la espera de una solución.
Fuente: La Nación