El papamóvil giro hacia la izquierda sobre la avenida Mariscal López, pasó por delante del escenario montado y se detuvo justo frente a la puerta de la cárcel del Buen Pastor, el penal para mujeres de Asunción en el que Francisco tenía pautada una breve parada para oír a las reclusas entonar una canción que le estuvieron preparando durante meses.
El Papa se apeó del vehículo y fue recibido por la ministra de Justicia, Sheila Abed, el director de Establecimientos Penitenciarios, Artemio Vera, y el capellán Luis Arias. Dos internas, Clementina Ruiz y Andrea Garcete, le entregaron unas estola bordada y recibieron su saludo.
Luego Francisco se acercó directamente al lugar donde cantaba el coro. Fue rodeado de un gentío y de la custodia. Se colocó frente al escenario donde cantaban las mujeres, agitando sus pañuelos amarillos y blancos. Mientras las saludaba e intentaba oírlas, algunas oficiales que habían logrado acercarse pugnaban también por dialogar con él.
Los medios paraguayos presentes en el lugar señalan que tanto los funcionarios como las reclusas invitaron a Francisco a entrar al penal. Dentro de la prisión, las cámaras de la TV ya estaban montadas para una eventual recorrida del Pontífice.
Pero cuando culminó el coro, el capellán Luis Arias se acercó a Francisco a preguntarle si quería entrar. La respuesta, que el mismo sacerdote reveló más tarde a medios paraguayos, fue casi un ruego: “No doy más”.
Se dirigió entonces al papamóvil una vez más, tuvo tiempo de bendecir y besar a una bebé vestida de ángel y bendijo una vez más a las personas que lo rodeaban mientras el vehículo iniciaba una vez más su marcha. El Papa aun debía cumplir con el resto de su agenda oficial, incluida la visita al palacio presidencial.
Según el diario ABC de Paraguay, dentro del penal el grueso de las reclusas expresaron a gritos su decepción. La ministra Abed y la directora del penal, Ana Coronel, debieron hablar con las internas para tranquilizarlas. El coro compuesto de sus compañeras volvió a cantar, esta vez para que la fiesta dentro de la prisión no se viera tan empañada por el clima de decepción.
El papa entra en su séptimo día de su gira sudamericana después de arribar a Ecuador el domingo 5. sus actividades no le han dado respiro, con misas multitudinarias en Guayaquil, Quito y Santa Cruz de la Sierra, ya en Bolivia, un paso por La Paz para saludar al polémico presidente Evo Morales en El Alto -soportando los 4.000 metros de altura con un único pulmón- y una visita al pueblo-prisión de Palmasola, la cárcel boliviana más violenta.