En un contexto en el cual el hambre ha sido tema de discusión en los últimos meses, no hay que olvidarse que en la Argentina hay un 41,1% de chicos y adolescentes de entre 5 y 17 años que padecen sobrepeso y obesidad, y que el 67,9% de los adultos padecen prevalencia de exceso de peso. Estos datos, obtenidos de la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición que fueron presentados en septiembre de 2019, indican que en el país hay una dieta poco saludable y que la malnutrición es un problema que hay que abordar en lo inmediato.
Como todos los años, el 16 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Alimentación con el fin de concientizar el problema del hambre y la importancia de alcanzar la seguridad alimentaria para todos. Si bien el hambre y su erradicación debe ser la prioridad, la malnutrición también debe de ser tenida en cuenta.
Este año el lema utilizado para el Día Mundial de la Alimentación es “Una alimentación sana, para un mundo hambre cero”. El motivo es la elevada tasa de malnutrición que hay a nivel mundial: el hambre afecta hoy a más de 820 millones de personas. La malnutrición, con su doble cara de hambre y sobrepeso u obesidad, llega a casi 2000 millones que carecen de acceso a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes.
En la región de América Latina y el Caribe, la prevalencia de sobrepeso está aumentando en todos los grupos de edad, especialmente en adultos y en niños en edad escolar. Es por ello por lo que el sobrepeso y la obesidad ha sido priorizada por varios países de la región en los últimos años. El foco de la cuestión está en cuidar los espacios y contextos en los que se adquieren y consumen alimentos. Las características que toman estos son fundamentales para explicar todas las formas de malnutrición.
Algunos países de América Latina y el Caribe innovaron en materia normativa y hoy es reconocida como una de las regiones más avanzadas por sus iniciativas de esta índole. Entre las diferentes áreas para trabajar se pueden mencionar los programas de alimentación escolar, como es en Chile y México; políticas fiscales para promover una alimentación adecuada, aplicando impuestos a bebidas azucaradas como en Brasil, Perú, México y Chile; regulación de la publicidad, siendo Brasil y Chile ejemplo de ellos; el etiquetado nutricional y el etiquetado frontal, como Chile, entre otros.
Los consumidores, para poder tomar opciones bajo su total responsabilidad, tienen el derecho de saber qué es lo que comen. Hoy, por distintas razones, la sociedad adquiere mas productos procesados o ultraprocesados, y algunos de ellos presentan altas proporciones de sal, grasas y azúcar, que, en un consumo elevado, son perjudiciales para la salud. Es por ello por lo que desde la FAO apoyamos las políticas y marcos regulatorios que no sólo ayuden a su mejor educación nutricional, sino también les proteja de ambientes obesogénicos o publicidad engañosa que implique el consumo de alimentos poco nutritivos.
En Argentina el problema va en aumento y es necesario avanzar con políticas, programas y marcos regulatorios que permitan iniciar un camino similar al de los demás países de la región que hoy son un ejemplo. Para tener presente, según la Segunda Encuesta de Nutrición en Argentina, solamente un tercio de la población lee las etiquetas nutricionales y solo la mitad de ellas comprende la información, lo cual implica que menos del 15% de la población entiende lo que lee.
La Ley de Emergencia Alimentaria recientemente aprobada es importante, pero no suficiente para atender todas las problemáticas relacionadas con la seguridad alimentaria.
(*) Oficial de Programas de FAO Argentina.
Fuente: Télam