Queda así claro que no sólo los “muchachos” del mercado estuvieron todo el fin de semana sumidos en confusiones y expectativas hasta hoy a la mañana, sino la política toda. Desde ahora y por las próximas 72 horas todo será tanteos y consultas a la espera de definiciones; y esto incluye a todos los partidos. En el centro de la escena la incógnita mayor: si el paso atrás de Cristina con su continuidad omnipresente en la fórmula alcanza para calmar al mundo financiero y aportar el escalón que necesitan subir para pensar en un triunfo.
La elección de Alberto Fernández no solo tuvo el objetivo de “limpiar” a la fórmula K de la cara kirchnerista más dura para el público no K, el mercado y el mundo, sino también intentar recrear lo que ahora se considera la mejor época de era como fue el gobierno de Néstor Kirchner. Es cierto que esa definición conlleva una crítica feroz a todo lo que sucedió durante buena parte de los mandatos de Cristina de Kirchner, pero ese costado de la estrategia que lanzó el sábado a la mañana la expresidenta pareció ser soslayado por todos los protagonistas de ese grupo. Un costo a pagar imposible de evitar. De ahí que ayer se conociera la convocatoria a Guillermo Nielsen como asesor económico de Alberto F. Si se lo mira así, el movimiento confirma la estrategia de mostrar más nestorismo, en este caso con reivindicación de la epopeya de reestructuración de la deuda en default en el 2002. En lectura política esa convocatoria a Nielsen parece casi una afrenta para Roberto Lavagna y cierra definitivamente la puerta a un acercamiento con él, si es que en algún momento hubo chance de que eso existiera. Se deben seguir puntillosamente esta semana los movimientos dentro del kirchnerismo de aquellos que no siempre coincidieron en simpatías con el nuevo candidato a presidente o de aquellos que proponen posiciones más duras en los económico, que todo el esfuerzo de moderación que Alberto F. hizo desde su elevación a candidato.
Buena parte del mercado cree que la clave de todo la tiene como el Peronismo Federal. Allí tendrán su mirada desde hoy hasta el miércoles, día en el que Juan Schiaretti convocó a una cumbre a Sergio Massa, Roberto Lavagna, Miguel Pichetto, y Juan Manuel Urtubey. Los dos últimos avisaron que tienen su propia fuerza y van a PASO, Lavagna se mantiene en una untuosidad que lo esmerila cada vez más y la gran incógnita es Massa. Para algunos el tigrense ya dijo que no sería candidato a gobernador de Alberto F. Otros recuerdan que fue quien más contactos mantuvo con el kirchnerismo en los últimos meses.
Alternativa Federal es, en esos términos, el grupo más apurado por la decisión de Cristina de Kirchner. En Cambiemos, sobre todo sus especialistas cordobeses, se considera que Schiaretti esta más cerca de “encerrarse” en Córdoba que de otra definición.
En la convención radical bonaerense hubo unanimidad absoluta el sábado a la hora de votar a favor de la permanencia del radicalismo en Cambiemos y el apoyo a Macri. Los radicales, debe decirse, no tienen otra opción, pero fue curioso que a ese encuentro pegaran el faltaso Ricardo Alfonsín y Federico Storani, los máximos críticos del oficialismo. Algo parecido sucederá el 27 de este mes en la Convención Nacional del partido que debe ratificar lo mismo pero para la fórmula presidencial. En la UCR, de todas formas, hay incertidumbre. Anoche, no todos estaban de acuerdo con el optimismo inmediato de Marcos Peña. “No sabemos que efecto producirá esto en Cambiemos”, se confesaba un cordobés. Para saberlo, aseguran, habrá que esperar aún más que las primeras 72 horas de este posquirúrgico. Quizás recién a fin de junio se vea el impacto final.
Fuente: Ambito