Pese al objetivo de desdramatizar la crisis que encaran por estas horas los ministros más conspicuos del Gobierno, algo es claro en la mesa chica: con el dólar pegando de lleno en el plexo solar de los argentinos, no hay relato sobre cambio cultural posible. En la Casa Rosada buscan conjurar los demonios con el argumento de que la foto de octubre será distinta.
Apuestan a que los dólares de la cosecha y las subastas diarias de u$s 60 millones que hará el Tesoro a partir del 15 de abril y hasta fin de año con el dinero del FMI podrían tirar para abajo la cotización del billete verde.
Creen -algunos con profunda convicción- que la inflación comenzaría a bajar en mayo para estabilizarse en un 2% mensual. Y que el acumulado anual no superará el 32%. “Para las elecciones falta mucho y la gente decide su voto en el mes previo a la elección”, repiten como un mantra. Algo que es cierto. Pero la clave es cómo se llega a octubre. María Eugenia Vidal sufre como nadie esa incertidumbre.
No tiene el mismo tiempo que la Nación para recuperarse de los sobresaltos. Como en la Provincia no existe el ballotage, la PASO de agosto funcionará en los hechos para la mandataria como una suerte de primera vuelta. Agosto está más cerca que octubre y la volatilidad del dólar y la alta inflación impacta de lleno en una provincia donde Cristina Kirchner concentra su poder electora
La mayoría de las encuestas no son alentadoras para Vidal y por primera vez varios funcionarios de primera línea del Gobierno nacional reconocen que podría perder la Provincia. Lo que resultaría una paradoja siniestra: hoy la gobernadora mantiene un 35% de intención de voto en su terruño, unos 7 puntos por encima de Mauricio Macri, que alcanza un 28%, según un sondeo realizado a principios de marzo por la consultora Synopsis. Los mismos números manejan en La Plata.
El problema es que la unificación de las elecciones provinciales con las nacionales del 27 de octubre –decisión alentada por Marcos Peña y que en el gabinete de Vidal aún lamentan- podría complicar las chances de la mandataria, al compartir la misma boleta con el Presidente.
Es una de las incógnitas electorales en suelo bonaerense: ¿Vidal lo sube o Macri la hunde? Las consultoras de opinión pública aseguran que es muy difícil medir el fenómeno de arrastre en las encuestas.
Pero hay coincidencias en que la unificación condiciona sus posibilidades y que la crisis la afecta por rebote. “La imagen de la gobernadora no permaneció ajena al deterioro que se observó en todos los dirigentes del oficialismo. En nuestro último registro, la tenemos por primera vez con una diferencia negativa de imagen, muy leve, de 0,5%, pero negativa al fin”, explica Lucas Romero, director de Synopsis.
Según el politólogo, la unificación del calendario complica a Vidal no sólo por el efecto arrastre hacia abajo que podría generarle la imagen desgastada de Macri sino porque también enfrentará a una oposición unificada y probablemente encolumnada en la candidatura de Cristina Kirchner. “Algo que la obliga a ser mucho más competitiva”, agrega.
En La Plata también hacen la misma lectura. “Macri tiene hoy entre 28 y 30 puntos en la Provincia, lo mismo que sacó en 2015. Lo que hay que ver es cuanto podemos crecer después de las PASO hacia la elección de octubre, en medio de la crisis y con Cristina pisando fuerte”, dice un hombre cercano a la gobernadora.
El funcionario divide el territorio en tres grandes tercios electorales: uno en la primera sección, otro en la tercera sección y el otro en el interior. “Históricamente nosotros siempre estuvimos en desventaja en la tercera sección, nunca ganamos ahí. Pero lo compensamos triunfando en el interior y en algunos distritos de la primera sección como Vicente López y San Isidro. Es ahí en donde se va a definir la elección”, explica. El problema esta vez es que los números no son favorables para Cambiemos en la primera sección electoral del conurbano.
Frente a ese escenario complicado, en el que Macri cae y Cristina crece, los estrategas de Vidal ya diseñan algunos ejes de campaña para evitar que el Presidente termine esmerilando la imagen de su líder, que jamás reconocerán en público: DIFERENCIACIÓN DE LA CASA ROSADA: desde hace meses, la gobernadora viene despegándose de la Nación en relación al manejo de la crisis. Vidal habla de empatizar con los que más sufren o entender a quienes no llegan a fin de mes, mientras Macri pide aguantar.
Un gesto político concreto hacia esa dirección fue la decisión de ceder frente a los gremios bonaerenses más combativos y otorgarles un 15,6% de recomposición por la pérdida salarial de 2018.
El consultor poli´tico Carlos Fara habla de generación de contrafigura. “El Macri agobiado, frío, lejano y desconectado frente a una Vidal con sensibilidad, atributos personales de cercanía y una actitud en línea con la preocupación de la gente, como la lucha contras las mafias y el narcotráfico”, explica el experto.
Romero coincide: “Tiene que fortalecerse con esos activos diferenciales frente a la crisis económica”.
MENOS CAMPAÑA Y MÁS GESTIÓN: con el dólar por las nubes, se complica el inicio de las actividades proselitistas, sin críticas de la oposición. Es por eso que se apostará a mostrar más actos de gestión, la mayoría enfocados en la lucha contra las mafias y la inseguridad -similar al promocionado derrumbe del bunker de drogas número 107-, e inauguraciones de obras.
CAMPAÑA ENFOCADA EN LA PROVINCIA: aunque aceptan que será difícil evitar los temas nacionales, sobre todo en las entrevistas, los estrategas de campaña aseguran que Vidal le hablará a su electorado y a todos los bonaerenses, defenderá su gestión y enumerará las asignaturas pendientes. Seguirá con la estrategia de cercanía aunque es probable que se eviten los timbreos y se apunte a los encuentros contactados por redes sociales.
DISTRIBUCIÓN DE LA BOLETA CORTA: es una estrategia operativa histórica de la política electoral. “Vidal puede defenderse del arrastre negativo de Macri trabajando en los municipios y distribuyendo entre el electorado la boleta corta, es decir, sin el tramo del candidato presidencial. Incluso podría ser una estrategia con el aval de la Nación, porque el Presidente podría recuperar esos votos en noviembre en una polarización con Cristina”, explica Romero.
En la Provincia no lo confirman, pero tampoco niegan la posibilidad de usar esa opción.
Fuente: El Cronista