Abonar las compras en efectivo permite tener un mayor control de los gastos y gozar de mayores descuentos y promociones, aunque manejar billetes suele ser más incómodo y riesgoso por los altos niveles de inseguridad. De esta manera, hay países como Suecia donde este método de pago está extinguiéndose en detrimento de otras alternativas como la billetera electrónica.
Por otro lado, la tarjeta de crédito permite postergar el pago por 45 días y acceder a cuotas. Además, el año pasado cambió la disposición y ahora es obligatorio que los comercios acepten esta opción. Pese a estos beneficios, pagar con esta tarjeta puede ser peligroso dado que, como reduce el control sobre los gastos, el usuario puede caer en deudas problemáticas por los intereses que se generan.
Finalmente, la tarjeta de débito vendría a ser una opción intermedia entre ambas variantes dado que, si bien hay muchos comercios donde no se acepta, es un método muy cómodo, que no genera deudas porque uno gasta lo que tiene y que permite participar de promociones y descuentos. Sumado a esto, los jubilados que cobran la mínima y los beneficiarios de planes sociales gozan del descuento del 15% de devolución del IVA en la compra de alimentos -con un tope de $300 mensual- cuando pagan con
débito.
Fuente: La Nación