El sumo pontífice consideró “una pena” los episodios que derivaron en la suspensión del partido antes de comenzar el segundo tiempo cuando hinchas de Boca agredieron con un ácido desde la tribuna a los jugadores de River que salían del túnel hacia el campo de juego.
“Son esas salvajadas propias de la persona que la pasión lo desborda, y también la prepotencia y la no sociabilidad, la incapacidad de vivir en sociedad. La verdad que es lamentable que en nuestro pueblo existan cosas como las barras bravas”, afirmó.
“Viví el tiempo del fútbol amateur, en la campaña del San Lorenzo de 1946, tenía 9 años y siempre iba a la tribuna, nunca a la platea. Lo peor que se le decía al árbitro era vendido, infeliz, idiota, y de ahí no subía. O patadura a alguno que no había agarrado bien la pelota, o dormido… No es esa catarata tan colorida de insultos de ahora. Ha cambiado el ambiente y es lamentable”, reflexionó.