Durante las últimas décadas, los habitantes del mundo han sido testigos del proceso de metropolización , producto del crecimiento y la extensión de las ciudades que tienden a aumentar su densidad hasta superar los 2000 habitantes por kilómetro cuadrado.
El caso de Buenos Aires es muestra de este proceso, por eso, cada vez en más ámbitos comienza a pensarse la gran ciudad más allá de los límites establecidos políticamente. La Capital Federal, junto a 40 municipios de la provincia de Buenos Aires, distribuidos en una superficie de 13.285 km2, conforman el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde habitan 14.800.000 personas, tanto como el 37% de la población argentina, según el último censo (2010).
Por eso, pensar el desarrollo desde el AMBA, además de ser necesario, en función del impacto productivo y comercial que continuará absorbiendo esta región, parece el camino más acertado. Esa visión se propuso como meta en el seminario sobre Impacto de la Actividad Portuaria en el AMBA, organizado por la Unidad de Proyectos Especiales Puerto Buenos Aires (Upepba), que depende del Ministerio de Gobierno porteño.
Representantes del sector público y del privado, de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires, funcionarios, miembros de sindicatos, integrantes de agencias ambientales y planeamiento, especialistas vinculados a la logística portuaria y a los puertos deportivos, analizaron desde una perspectiva global de la actividad económica del AMBA, el régimen portuario de la ley 24093, el sistema legal e institucional portuario de la provincia, las variables de competitividad logística portuaria y la operatoria del puerto de Dock Sud.
“Vemos que no existe una política coordinada con respecto hacia dónde se dirigen las inversiones”, señaló Fernando Galetto, titular de la Upepba, quien calificó la actividad económica de logística en la zona del AMBA y portuaria, principalmente con respecto a los contenedores, como “la más virtuosa y la más grande que hay en la Argentina”. Instó así a “desarrollar una conectividad entre los puertos de la zona y el resto del país para hacerlos más operativos”, al plantear “hasta qué punto sirve seguir concentrando, invirtiendo o haciendo más grandes ciertos puertos, cuando en realidad hay puertos que tienen mejores ventajas competitivas para mover las cargas que otros por tener su hinterland más cercano”.
Descongestión y distribución
La alta densidad poblacional y la congestión urbana se transforman en un problema no solo para el ciudadano común al momento de trasladarse a su lugar de residencia, trabajo o esparcimiento sino también para las operaciones logísticas. Por eso se busca generar proyectos a largo plazo que permitan un “descongestionamiento del transporte de cargas en el área metropolitana”, explicó Carlos Icaza, subsecretario de Asuntos Interjurisdiccionales y Políticas Metropolitanas del GCBA.
Por su parte, Gustavo Anschutz, presidente de la Asociación Internacional de Profesionales de Puertos y Costas (AIPPYC), presentó el Plan Sistema Portuario 2020/2030, donde se proponen nodos logísticos al norte y al sur de la ciudad, líneas férreas en los anillos que la bordean, una por donde va la ruta 6, otra por el Camino del Buen Ayre y una conexión directa entre La Plata y Zárate. El titular de la Aippyc estimó una inversión público-privada de US$ 1896 millones para cubrir las necesidades de ampliación portuaria, logística y de accesos.
Anschutz describió que el mercado de contenedores en la Argentina en el período 2005-2015 registró un 0,9% de crecimiento anual; de 2010 a 2015 se produjo una caída del 4,18% anual y recién en 2016 se evidenció una leve recuperación del 2%. “La consecuencia de haber sido un país extremadamente cerrado provocó que tengamos dos millones de TEUS y Chile el doble”, lamentó.
Por último, destacó el estudio elaborado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Portuario de la AIPPYC, que prevé que entre 2018 y 2025 el Puerto de Buenos Aires cambiará su perfil, generando un decrecimiento del 36,2% en favor del desarrollo de los puertos de Zárate y Zona La Plata, con un aumento de la operatoria feeder del 43% en promedio y el reemplazo, en muchos casos, de la logística terrestre por transbordos barcaza-buque.
Fuente: Nuestromar