Argentina, la tercera mayor economía de la región e integrante del G-20, negocia con el FMI en Washington el acceso a un crédito stand by para tratar de solventar la aguda crisis financiera que estalló en semanas recientes y que la golpeó de lleno.
El incremento del rendimiento de la deuda estadounidense a 10 años, depreció las monedas de la región pero afectó especialmente a Argentina que enfrentó una elevada demanda de dólares por parte de inversionistas que huyen del peso.
Desde que se iniciaron las ventas en marzo, el Banco Central de Argentina lleva liquidados más de 8.000 millones de dólares de sus reservas, que bajaron a unos 55.000 millones al tiempo que elevó la tasa de interés a 40% y redujo su meta de déficit fiscal.
El informe del FMI divulgado este viernes en Lima, sin embargo, fue elaborado antes del agravamiento de la crisis en Argentina, y por ello el documento de 138 páginas dedicado a la región se concentra en los efectos económicos de la sequía que sufrió ese país.
El economista jefe del FMI para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, tenía previsto presentar este documento en Lima, pero optó por permanecer en Washington acompañando las negociaciones con funcionarios argentinos.
“Una continuada reducción del déficit fiscal primario (…) ayudaría a anclar las expectativas inflacionarias en el marco de tasas de interés más bajas, reducir la vulnerabilidad relacionada con las fuertes necesidades brutas de financiamiento fiscal”, reza el documento con relación a Argentina.
Ambiente global y commodities
América Latina y el Caribe aumente 2,0% en 2018 según un informe divulgado este viernes en Lima con datos previos a la volatilidad que depreció monedas.
El resto del documento está en sintonía con el capítulo dedicado a América Latina y el Caribe en el Panorama Económico Mundial (WEO, en inglés) divulgado a mediados de abril.
Con los datos disponibles hasta abril, el FMI apuntó la expectativa de un repunte del crecimiento regional apuntalado por “un ambiente global favorable ayudado por una recuperación en los precios de commodities”.
Por esas razones, el FMI había elevado su previsión del crecimiento a 2%, siendo que en informe regional anterior había situado esa expectativa en 1,9%.
Según el FMI, la región de América Latina y el Caribe cerró el año 2017 con crecimiento de 1,3%, un desempeño que en abril un experto del Fondo había clasificado como “algo bajo”.
Para 2019, el FMI prevé un incremento del PIB del 2,8%.
En el documento divulgado este viernes, el FMI insistió en que la región enfrenta riesgos externos, en particular un ajuste en las condiciones financieras globales y un aumento de las medidas proteccionistas en materia de intercambio comercial.
En ese cuadro, el FMI recomendó mantener los esfuerzos para mantener la relación deuda-PIB en niveles “sostenibles”, mejorar inversiones en infraestructura, atacar la corrupción, apertura al comercio internacional y transparencia en los bancos centrales.
Según los peritos del FMI, México, América Central y partes del Caribe se han beneficiado de un aumento del crecimiento en Estados Unidos.
Sin embargo, añadió que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que se arrastra desde agosto del año pasado, genera “incertidumbres” en la región.
Contracción en Venezuela
Como ya lo había hecho en abril, durante las reuniones de la primavera boreal entre el FMI y el Banco Mundial, las atenciones regionales están concentradas en la situación de Venezuela, donde el Fondo estima este año un retroceso de 15%.
Esta caída ocurre luego de “un contracción acumulada de 35% entre 2014 y 2017”.
“La crisis humanitaria también se está intensificando ante la creciente escasez de productos básicos (…), el colapso del sistema de salud y altos índices de criminalidad”, apuntó el documento.
Ya durante esas reuniones del FMI y BM, Werner había alertado que la situación venezolana constituye una de las mayores crisis “de la economía moderna”.
En tanto, el FMI hizo moderados elogios a Brasil, al apuntar que el gigante sudamericano creció 1% en 2017 tras una “profunda recesión” de dos años, para cerrar 2018 con crecimiento de 2,3% y llegar a 2,5% en 2019.
En el caso brasileño, sin embargo, el FMI señaló que existe un “riesgo crucial” de que el escenario de política económica se modifique por las elecciones presidenciales previstas para Octubre, situación en que podría haber un aumento de volatilidad y “mayores incertidumbres”.
Fuente: Ambito