Con raíces sumamente arraigadas a nuestra localidad y en contacto permanente con el ámbito whitense, Marcelo Ftuli visitó los estudios de La Brújula 24 y formó parte de la 374ª edición de IngenieroWhite.Com.
“Vengo de una familia netamente de hijos de inmigrantes, tanto griegos por mi padre, como italianos por mi madre. Y obviamente es imposible no vincular mi apellido con la construcción. Mi padre Apolo creció como albañil y constructor y, junto a mi hermano José, hemos seguido con la actividad”, referenció Marcelo.
–¿Qué recuerdos conservas de tu infancia en White?
–Nací en Lautaro 3432 y recuerdo ir a jugar al básquet en Comercial o al metegol en la cantina de Whitense. Esa época uno la recuerda con pasión. Los primeros grados los hice en la Escuela 15, luego fui al Nacional, que luego dejó de funcionar, y terminé en la 13. Los gestos, las formas y la pertenencia whitense sigue intacta.
“De todos modos, es preocupante que gran parte de mi generación, nietos de los inmigrantes que forjaron la localidad, hayan decidido no seguir viviendo en White. Está claro que el White de ahora no es que yo conocí y muchos menos el que conocieron mis viejos. Ayer, por ejemplo, estando en una planta de Galván, recordaba el balneario al que íbamos todos los días”, comparó.
–¿Cómo continuó tu vida luego de esos primeros años?
–Terminé mis estudios como Maestro Mayor de Obra y seguí mis estudios en Mar del Plata. Hace 8 años volví a la ciudad para poner mi negocio vinculado a la venta de revestimiento y siguiendo con la línea de la construcción que antes mencionaba.
“Es increíble pensarlo, pero se ha dejado de construir en White. Yo he crecido viendo como mi padre construía viviendas en toda la localidad y eso hoy no ocurre. De todos modos, emprendimientos gastronómicos recientes y la revalorización de algunos edificios, son señales positivas. Es increíble el valor arquitectónico con el que contamos y eso invita a pensar en un White renovado”, cerró.