Los primeros en ser interrogados por la magistrada fueron los dos tripulantes que se bajaron en Ushuaia, justo antes de que el submarino desapareciera con 44 de sus compañeros a bordo.
Los dos marinos citados, Juan Gabriel Viana y Humberto René Vilte, fueron sometidos a un largo interrogatorio de más de ocho horas, con el que se buscó reconstruir en qué condiciones estaba el submarino. Por eso, les preguntaron especialmente si la nave había tenido desperfectos antes de zarpar hacia Mar del Plata.
Luis Tagliapietra, padre de Alejandro, uno de los submarinistas desaparecidos y abogado de más de 20 familiares, participó de la audiencia y reveló a Clarín que los marinos se refirieron a tres fallas técnicas puntuales.
“Viana mencionó que tuvieron un problema en los sensores de la válvula de cierre del snorkel. Como estaba muy sensible, se cerraba incluso ante la humedad. Así que tuvieron que calibrarlo manualmente”, explicó.
También describieron unos “ruidos en el casco” por la falla de una compuerta en el área donde circula agua para refrigerar los motores. Aunque el desperfecto “más importante”, dijo Tagliapietra, fue que una bobina de las baterías que se quemó al llegar a Ushuaia, obligando a demorar la partida previa a la salida final.
Los marinos destacaron que fueron fallos menores, que se resolvieron sin mayores inconvenientes y que no afectaban la navegabilidad del buque. Pero los familiares sospechan que ambos podrían haber sido “presionados” por la Armada para dar esa versión. “Preparados fueron seguro”, especuló Tagliapietra, y contó que llegaron acompañados por una abogado de la fuerza.
Viana se bajó del submarino para viajar a Perú por un curso de capacitación y Vilte debía estar con urgencia en Jujuy por la enfermedad de su madre. Por eso, su destino fue diferente al de sus 44 colegas.
Este miércoles, en tanto, declararán ante Yáñez dos auditores de la Armada que habían hecho informes sobre el submarino, donde detallaron falencias. Y para el jueves está citado el vocero de la fuerza, el capitán Enrique Balbi, que es submarinista, fue comandante del ARA Salta y conoció muy de cerca el San Juan.
Desde un principio, la jueza admitió la existencia de elementos del juicio que indican que hubo “falencias” en las condiciones técnicas de navegación del buque.
Un dato que tendrá que ser sostenido por los dos auditores es si no fue escuchada la recomendación de los fabricantes del submarino -después de la reparación de “media vida” que se hizo a partir de 2008- de que debían realizarse controles lejos de alta mar, cada 18 meses. Según Tagliapietra, los mismos informes de la Armada no muestran que se haya hecho un solo control en 39 meses.
Fuente: Nuestromar