El campo y la agroindustria siempre tuvo un rol importante para el país, pero los cambios en los distintos gobiernos llevaron a que el sector agropecuario sufra también sus alteraciones.
El campo, en los últimos dos años, fue clave en la recuperación de la economía y el interior productivo aportó un importante caudal de votos en las legislativas este año a favor de Cambiemos.
La eliminación de las retenciones, a excepción de la soja, y las trabas para
exportar fueron decisiones que generaron previsibilidad, optimismo en el clima de negocios para la agricultura y ganadería, mientras que las medidas todavía no lograron un impacto positivo en lechería y economías regionales.
En cuanto a la agricultura, las medidas beneficiaron a aquellos cultivos muy castigados por las políticas anteriores, trigo y maíz. Son cultivos necesarios para la rotación y suman beneficios para la sustentabilidad de los suelos, porque se incorpora mayor materia orgánica y disminuyen los daños por erosión, mejorando la estructura del suelo y contribuyendo a la mayor eficiencia en la dinámica hídrica y a reducir la presión de plagas derivadas de años de monocultivo de soja.
El buen momento de la agricultura generó que otros sectores relacionados a dicha actividad también crecieran. De Freijo recordó que durante el primer semestre de este año crecieron un 65% las ventas de cosechadoras, un 33% las de tractores e implementos agrícolas y un 29% el rubro de sembradoras. Por otro lado, en 2017 se venderán 100 mil camionetas rurales, un 31,5% más que durante el año pasado.
Ganadería
El repunte de la ganadería se observa en la recuperación del stock, en dos
años creció en promedio a una tasa del 2% anual, además en la retención de vientres y como lentamente se va mejorando la oferta exportable, ya que luego de muchos años de ausencia en el mercado internacional, el mundo volvió a tener en cuenta a la argentina.
Por otro lado, una encuesta realizada recientemente por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), refleja que los importadores de carne nacional sostienen que a pesar que en los últimos años nuestro país perdió presencia en los mercados internacionales por las restricciones a las exportaciones implementadas desde 2006 hasta el 2015, la idea de la carne nacional está muy arraigada y sigue teniendo reputación de ser una de las mejores del mundo, más allá que expresaron su incertidumbre por el entorno político y que no se ofrece una relación calidad/precio atractivo.
Exportaciones
Julio Calzada, economista de la Bolsa de Comercio de Rosario, desarrolló un trabajo para Infobae, que nos permite observar cómo mejoraron las expectativas de las exportaciones argentinas para los próximos años con las medidas adoptadas por el actual gobierno nacional.
Con las políticas agrícolas aplicadas por el gobierno anterior se estimaba que las exportaciones de granos de Argentina podrían pasar de 35,9 millones de toneladas en el 2014/2015 a 36,5 millones de toneladas en el 2014/2015.
En el último informe de la Fundación INAI de octubre pasado, con la eliminación de las retenciones y los permisos para exportar, se espera que las exportaciones de granos pasen a ser en el 2024/2015 de 57,5 millones de toneladas: “Es decir que las políticas que implementó el gobierno de Mauricio Macri podrían llegar a generar cerca de 21.000.000 de toneladas más exportadas por nuestro país en 2024/2025”, dijo Calzada, quien agregó: “No caben dudas que las perspectivas para la producción y exportación de granos y subproductos argentinas de cara a la próxima década lucen muy optimistas”.
En el plano de lo institucional, el gobierno de Mauricio Macri planteó la idea de tener un ministerio de Agroindustria de puertas abiertas, de diálogo con todos los actores de la producción, sin confrontación como sucedió en los tiempos anteriores. En la actualidad existen coincidencias en los diagnósticos y las potenciales soluciones que la ruralidad puede ofrecer para el desarrollo.
A dos años de la asunción del gobierno de Cambiemos, la agroindustria necesita que se profundice la gestión en muchos aspectos para resolver los problemas que todavía existen y muchos de ellos se profundizaron en estos dos años, en un escenario con números rojos para la rentabilidad de los productores.
Economías Regionales
Un reciente informe de Coninagro muestra que hay una docena de economías regionales que están con indicadores en rojo y con altos niveles de incertidumbre. No solo problemas de competitividad sino que también se generó una caída en las exportaciones, que en algunos casos se debe a situaciones específicas de cada una: mala cosecha por problemas climáticos, sobre oferta en el mercado externo, desinversión en años anteriores, etc.
En otros casos existe una cuestión transversal ineludible, que son los contrapesos claros que aún persisten en el entorno de negocios en que se desenvuelven las firmas: costos laborales e impuestos elevados, carencias de infraestructura de transporte, tasas de crédito mayores a las que acceden competidores, problemas de acceso a mercados, etc.
Ezequiel de Freijo, sostiene que dichas economías regionales están afectadas por los costos de fletes y logística que dificulta la competitividad y observa una mejora en los mercados internacionales donde se destinan las exportaciones regionales. “Está mejor la situación de Brasil y Rusia, el Euro ganó este año un 10% y permitió una mejora de las ventas de nuestro país a la Unión Europea”, aseguró el economista de la SRA.
Lechería e Infraestructura
La lechería no se recupera. Con dos años de caída de producción y muy
afectada por las malas condiciones climáticas, para este año, la Fundación
Mediterránea está proyectando una caída de entre un 0,5% a 2,2%, pese a que los tambos a lo largo de este año han enfrentado un mejor contexto climático que en 2016 y se observa una mejor relación entre precio de insumos y leche cruda.
También impactó negativamente todo este tiempo la crisis de la cooperativa Sancor y el mal estado de los caminos rurales. La falta de infraestructura sigue generando numerosos inconvenientes, pese a los esfuerzos del gobierno de ejecutar un plan de obra pública que permita mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.
El mal estado de los caminos rurales también impacta directamente en la competitividad del sector, en el bolsillo del ciudadano de a pie, en el bienestar social y hasta en la conservación del suelo. La Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) publicó en la última semana los resultados de la aplicación “Caminos Rurales” que crearon
hace cuatro meses y que ya registra más de 1500 usuarios activos que han creado 613 alertas, las cuales se localizan en 14 de las 23 provincias argentinas.
La mayor cantidad se concentra en la región de la pampa húmeda, donde el 95% de las alertas están en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. En territorio bonaerense se crearon el 47%, en suelo cordobés el 25% y en Santa Fe el 17%. Los datos generados por la aplicación, revelan que un 35% de las alertas generadas reportan caminos “cortados”, el 29% caminos en estado “malo”, el 13% “regular” y el 23% “bueno”.
Problemas de rentabilidad
A dos años de la asunción del gobierno de Cambiemos, el campo argentino atraviesa serios problemas de rentabilidad. Desde la Fundación Mediterránea aseguran que los mismos no tiene tanto que ver con bajos precios internacionales, sino más bien con impuestos internos elevados y un precio bajo del dólar en el mercado interno.
Los últimos datos de la Fundación sobre la campaña agrícola 2016/2017 expresan que se resintió sus números en relación a la campaña anterior y los integrantes del movimiento. El aumento de la presión impositiva sobre el sector agropecuario, estipulado en la reforma enviada al Congreso y en la decisión de gobiernos provinciales y municipales de incrementar los impuestos al campo, productores y dirigentes: “La consideran una mala señal cuando se está hablando de bajas costos y hacer un uso más eficiente de los recursos” expresó Dardo Chiesa, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas quien agregó que es el momento de hablar de la responsabilidad fiscal, de la inflación y los impuestos.
Otro de los temas centrales es el tema impositivo que estuvo presente en el encuentro de fin de año de las cuatro entidades de la cadena de cultivos, realizado la semana pasada.
Desde la producción de soja, valoraron la baja gradual de las retenciones a la oleaginosa y sus subproductos, que en pocos días se comienza a implementar, pero también afirmaron querer mantener en la discusión una rebaja mayor, dado el cambio que en la estructura de costos directivos de cultivo.
Por último, desde el cambio de gobierno, Ricardo Buryaile lo acompañó como ministro de Agroindustria. Días atrás, Macri decidió cambiar y lo reemplazó por Luis Miguel Etchevehere. El ex titular de la Sociedad Rural Argentina tiene como desafío resolver los problemas mencionados anteriormente. También pondrá mucho énfasis en la eliminación de la burocracia y continuar posicionando al país en el plano internacional, pese a los inconvenientes que surgieron, por ejemplo, con los Estados Unidos luego que decidió aplicar aranceles al ingreso del biodiésel argentino.
Etchevehere, hace frente también a un recorte presupuestario de su cartera y es incierto el panorama en el INTA y en el Senasa. En las últimas horas, el
flamante presidente del Inta, Juan Balbín, en diálogo con Infobae y sostuvo que: “No está previsto realizar despidos porque no tenemos pensado realizar un plan de achicamiento de la planta de personal”.
La Argentina está ante una gran oportunidad, el mundo crece y demanda más alimentos y el objetivo de este gobierno lo ha expresado Mauricio Macri en más de una oportunidad, dejar de ser el granero del mundo para transformarse en el supermercado del mundo.
Para cumplir con ese objetivo, el camino a recorrer es muy largo, y trabajar en el agregado de valor y la incorporación de nuevas tecnologías, serán cuestiones que los productores deberán tener en cuenta para abastecer al mundo de alimentos de calidad y elaborados cuidando al medio ambiente y a la salud de la población.
Fuente: Infobae