Eso porque los grandes usuarios del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) podrán comprar energía eólica o solar (las tecnologías más baratas) cuando entren en operación comercial los proyectos de RenovAr 1 y 1.5, mientras el resto accederá a las fuentes más caras, como biomasa, biogas y pequeñas hidroeléctricas.
En concreto, el Estado dejará de intervenir como fiscalizador y libera el juego a los grandes usuarios del MEM para asegurarse la electricidad a partir de fuentes renovables. En el sector se espera para las próximas horas la publicación de un informe del Ministerio de Energía sobre la capacidad ociosa de la red nacional de transporte eléctrico y qué generadores solicitaron prioridad de despacho en cada uno de los nodos. Este verano ya se empezarían a firmar los primeros contratos.
En el Mater, las distintas ramas de la industria y el comercio con fuertes consumos eléctricos podrán negociar directamente con los generadores y los comercializadores los términos para su abastecimiento “limpio”. Por la Ley 27.191 del 2015 y la Resolución 281-E/2017 de Energía de agosto de este año, esas empresas están obligadas por ley a cumplir con un 8% de fuentes renovables hasta 2018. con escala ascendente hasta 20%. Incluso, pueden pasar toda su matriz a renovable, con la baja de costos observada en la generación eólica y solar.
En ese sentido, la posibilidad de acceder a energía generada de fuentes eólica y fotovoltaica bajará costos a las grandes industrias y comercios y, eventualmente, será una contención para los precios finales. Pero también, ante escasez de operación comercial de estas tecnologías, los usuarios pequeños (hogares y comercios) seguirán pagando por energías más caras, provenientes de biomasa, biogas y pequeñas hidroeléctricas, que elevan el costo promedio de la electricidad (sumando otras fuentes como la térmica).