Después de una década en la que fue común ver cerrar estaciones de servicio, el sector empezó en los últimos meses a vivir un nuevo auge, producto de la liberación de precios y la rentabilidad en progresivo aumento. Informes del Ministerio de Energía y de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha) indican que este año se detuvo la merma en la cantidad de bocas de expendio y se empezó a invertir la curva.
En concreto, los datos de Energía muestran que desde 2005 hasta fines de 2016 se cerraron casi 700 estaciones de servicio, ya que de las 4600 que había hace doce años se pasaron a contabilizar 3918 el año pasado. Sin embargo, ya para marzo de este año se registraron 3971 bocas de expendio. Los números son alentadores para el sector, ya que meses atrás el Gobierno todavía intervenía directamente sobre los precios de los combustibles y los estacioneros luchaban con YPF por conseguir mayor rentabilidad.
Asimismo, la estadística de Cecha muestra cifras apenas distintas. Para la entidad, en diciembre de 2005 existían 5583 estaciones; diez años después en el final del kirchnerismo, 4434; y en julio de 2017, 4394. Las diferencias se explican, principalmente, por el registro de más bocas de expendio blancas (sin dominio de ninguna petrolera).
A estos números hay que sumarle la apertura de tres estaciones de YPF y dos de Shell, sin contabilizar aún el cierre de otras. Desde el último dato de julio, el Gobierno dispuso la liberación de los precios de los combustibles líquidos y aquellos empresarios que trabajan con la petrolera estatal dispusieron de más rentabilidad gracias a un acuerdo con la empresa que preside Miguel Gutiérrez para subir las comisiones por ventas, desde el 8,8% en la nafta súper y 9,8% en la premium a 10,35% y 11,6%, respectivamente.
El Plan Estratégico de YPF para los siguientes cinco años es abrir otras 200 estaciones de servicio, que será un impulso clave para la nueva etapa que vive el sector.