La reforma tributaria incluirá un nuevo impuesto por el cual cualquier persona que viva en la Argentina tendrá que pagar por los plazos fijos y títulos públicos que tenga a su nombre.
Según fuentes que participaron de la redacción de la reforma, en principio, la intención es eximir a los no residentes para que se mantenga el ingreso de capital desde el exterior. En ese sentido, tampoco se afectarán las acciones de la bolsa local.
Para que no haya elusión, fraccionando las inversiones, algunos funcionarios pensaron en poner un mínimo no imponible en vez de un piso.
“El 8 de noviembre será la primera sesión porque muchos diputados están cansados después de la campaña”, dijo una fuente al tanto de la estrategia oficial. “Después de eso, se vienen tres semanas en las que está previsto que entren varios proyectos. Pero lo relevante entrará en cuotas y será en función de las negociaciones que se vayan teniendo”, confirmó.
El primer paso del oficialismo antes de diciembre, cuando se efectivizará el recambio de una porción de los legisladores, es tratar la prórroga del impuesto al cheque. La realidad es que se trata de uno de los tributos más distorsivos, pero también de uno de los que más recaudan, con lo cual no parece fácil pensar en eliminarlo.
Recién una vez modificada la composición del Congreso, comenzarán a tratarse los proyectos que hacen a las reformas que viene prometiendo el Gobierno.
El Presupuesto 2018 será materia de debate del nuevo Congreso. También está previsto que ingrese otro proyecto de reforma de la ley de mercado de capitales (que se sumaría a la que ya tiene dictamen en la Cámara baja) y que pueda avanzarse en una propuesta con respecto a Ingresos Brutos, el corazón de la negociación con los caudillos provinciales.
En el Gobierno también se cocina la idea de convocar a sesiones extraordinarias en el Congreso para tratar algunas de las otras propuestas de reforma. “Iban a pedir arrancar en enero. Lo que nos garantizaron es que tendríamos vacaciones del 23 de diciembre al 15 de enero”, detalló un legislador del oficialismo.
Informe: Martín Kanenguiser. Fuente: La Nación