El avión de Alitalia con el Sumo Pontífice argentino y su comitiva aterrizó en la base aérea militar de Catam, donde fue recibido por el presidente Juan Manuel Santos y su esposa.
Un adolescente que nació cuando su madre, la política Clara Rojas, estaba secuestrada por las FARC, le regaló una paloma blanca en porcelana a Francisco, quien después saludó a niños que lo esperaban y a miembros del gabinete de Santos.
El Papa observó sonriente un baile folclórico, estrechó la mano a policías y militares que quedaron en silla de ruedas por el conflicto armado de más de 50 años, y luego abordó un papamóvil para ir a la Nunciatura Apostólica por una autopista en donde miles de personas eufóricas recibieron sus bendiciones.
La primera visita papal en 31 años a Colombia se produce en momentos en que el Gobierno y las FARC implementan el pacto firmado el año pasado para terminar un enfrentamiento que dejó al menos 220.000 muertos y más de seis millones de desplazados.
Pero un amplio sector de la sociedad se niega a integrar a las FARC a la vida civil, mientras el Gobierno avanza en otra negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que de tener éxito llevaría al país a una paz más sustentable.
“Sigan adelante así, no se dejen vencer, no se dejen engañar, no pierdan la alegría, no pierdan la esperanza, no pierdan la sonrisa”, dijo el Sumo Pontífice en la puerta de la Nunciatura, donde calificó de héroes a los jóvenes que lo esperaban en medio de cantos y bailes con regalos.
El momento álgido de la visita de Francisco se producirá el viernes, con una reunión y una oración de reconciliación entre las víctimas del conflicto y exguerrilleros en Villavicencio, una ciudad al sur de Bogotá rodeada por territorios controlados durante años por las FARC.
El evento estará lleno de simbolismo. El pontífice beatificará a dos sacerdotes colombianos asesinados durante las décadas de conflicto con los rebeldes, declarándolos “mártires” víctimas del odio a la fe católica.
El encuentro estará presidido por uno de los símbolos más conmovedores del conflicto: una mutilada imagen de Jesucristo que fue rescatada de una iglesia en la localidad occidental de Bojaya luego de un ataque de las FARC con mortero en 2012. Unas 300 personas se refugiaban en el templo durante la balacera, un enfrentamiento a tres bandas entre los rebeldes, milicias de derechas y el ejército. Al menos 79 personas fallecieron y un centenar más resultaron heridas.
Antes de la llegada del Francisco, el presidente Juan Manuel Santos, y el último gran grupo rebelde del país, el Ejército de Liberación Nacional, ELN, firmaron un acuerdo de alto el fuego bilateral, un importante paso hacia la negociación de un acuerdo de paz permanente.
El número dos del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, dijo que el mensaje central del viaje es “la capacidad de perdón: para perdonar y ser perdonado”.
• “Empujón”
El primer Papa latinoamericano buscará tender puentes en la sociedad colombiana, después de que más de 7.000 combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dejaron las armas y formaron un partido político.
La polarización entre los colombianos quedó en evidencia cuando la mayoría rechazó en un plebiscito y por estrecho margen el acuerdo de paz con las FARC.
Presionado por la oposición, el presidente Santos modificó el acuerdo. Pero los cambios no llenaron las expectativas de los críticos que insisten en llevar a la cárcel a los jefes guerrilleros e impedirles participar en política.
“Viene a darnos ese empujón hacia la reconciliación. Es el momento que aprovechemos esta visita para que quienes tengamos diferencias las hagamos a un lado o las respetemos y trabajemos juntos”, dijo Santos a periodistas luego de recibir al Papa.
“Estamos felices, él irradia amor, misericordia, compasión, alegría y paz para el pueblo colombiano”, dijo María Claudia Garavito, una economista de 57 años, en la Plaza de Bolívar de Bogotá, en donde el Papa bendecirá el jueves a miles de jóvenes.
“Lo importante es que las personas, los políticos y la sociedad civil desarmemos nuestros corazones para que podamos seguir adelante para la unión y reconciliación del país”, agregó refiriéndose a la tercera visita de un Papa a Colombia después de la Pablo VI en 1968 y Juan Pablo II en 1986.
Para Óscar Garzón, un pensionado de 53 años, lo más importante es que la visita, la tercera de un Papa a Colombia, es que contribuirá a “impulsar el amor, la paz y la reconciliación en un país dividido”.
Fuente: Ambito