El pasado 24 de marzo, TiempoSur adelantó la partida de un de investigación de UTN-UNPA-CONICET con destino a San Antonio Este –provincia de Río Negro- para probar el novedoso drone acuático Wave Glider.
Este es capaz de realizar misiones de exploración científica y patrullaje de manera totalmente ecológica, movido solamente por energía mareomotriz, mientras que sus sensores funcionan con energía solar.
El robot zarpó a las 11:00 del pasado martes 28 de marzo, a bordo del Patrullero “La Plata” de Prefectura Naval Argentina. Este lo llevó hasta la zona donde operaría -alrededor de 12 millas alrededor del golfo de San Matías- y lo depositó en el agua, donde comenzó a operar.
TiempoSur conversó con el equipo de investigación responsable sobre la importancia, y logros de esta misión.
La misión
“Trabajamos con una transecta, es decir una línea que atraviesa una zona de interés dónde llevar a cabo los estudios. Estuvimos recolectando datos de acuerdo a los sectores previamente designados, lo que nos permitió recabar una gran cantidad de información sobre la zona”, remarcó el Ingeniero Electromecánico Gastón Segura, docente de la FRSC-UTN y responsable de esta campaña junto a su compañera, la ingeniera Macarena Triviño.
En esta oportunidad, el robot estuvo equipado con sensores de meteorología, , oleaje y cuatro factores que determinan la calidad del agua y su “riqueza” o capacidad para sustentar marina: el oxígeno disuelto, la temperatura, la presión atmosférica y la posible presencia de contaminantes.
Las autoridades de San Antonio ya habían realizado mediciones en ocasiones anteriores, con los métodos tradicionales, es decir buques para trasladarse –contaminantes, que consumen mucho combustible- llevando sensores y personal hasta ciertos puntos elegidos.
En esta ocasión, solo hicieron falta dos cortos trayectos en barco y el robot hizo el resto del por sí mismo y de forma ecológica. El equipo del Centro de Investigaciones y Transferencia-Santa Cruz se mostró muy entusiasmado por los resultados obtenidos.
Entre la información actualizada por la expedición del CIT-Santa Cruz está la referida a corrientes marinas, fundamentales para conocer las posibilidades económicas de un área marítima. Esto se debe a que renuevan el agua de la zona y transportan el plácton, la base de la cadena alimenticia oceánica.
“Los datos no solo acompañan los estudios anteriores, sino que los fortalecen, porque son actualizados, más complejos y confiables, porque los sensores del Glider son bastante más modernos que los antes utilizados”, destacó Segura.
Próximamente, un grupo de expertos del INVAP y CONICET se van a encargar del “análisis fino” de toda la información recabada.
Monitoreo 24 horas
Los científicos y técnicos a cargo de la operación se enfrentaban a un gran desafío: la primera “prueba de mar” del Wave Glider argentino y observar su comportamiento en mar abierto.
“Hasta entonces veníamos probando todo en tierra, ahora llegó el momento de la verdad”, comentó en su momento Brad Woolhiser -Manager Técnico de Liquid Robotics, fabricante del vehículo- a TiempoSur.
“En esta oportunidad realizamos un monitoreo de 24 horas, donde nosotros operábamos el equipo cuando era necesario y el resto del tiempo se avisaba a Liquid Robotics en California, quienes mantenían la supervisión mediante un servicio de pilotaje”, explicó al respecto Gastón Segura.
Las primeras acciones de pilotaje se llevaron a cabo desde el mismo hotel donde estaba alojado el equipo, en San Antonio. Pero posteriormente se trasladaron al Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos Marinos “Almirante Storni” inaugurado por el CONICET en agosto del 2007 y administrado de forma conjunta con la Universidad Nacional del Comahue (UNCOMA) y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Río Negro.
La misión fue un éxito: el equipo argentino –preparado y entrenado durante el 2015 en Hawái por la compañía constructora- cumplió su tarea a la perfección y el contacto con la Casa Madre en EEUU se mantuvo sin interrupciones.
Segura destacó –sin embargo- que a futuro el desafío será mayor: “En las próximas campañas, el pilotaje dependerá al 100% de nosotros, así que habrá que armar y preparar un equipo de pilotos propio más grande”.
De todas maneras, es necesario destacar que el vehículo tiene un sistema de alarma que envía SMS y correos electrónicos si encuentra algún inconveniente o se sale de la zona de operación.
Además, utilizando su posicionamiento por GPS, es completamente programable para que pueda manejarse de forma autónoma si hay imprevistos, tales como que la corriente no le permita avanzar –en cuyo caso activa su hélice de emergencia, a energía solar- o incluso si hay poco sol para dichos paneles solares, situación en la que apagaría de manera selectiva ciertos sistemas menos importantes para ahorrar energía.
Contra viento y marea
Uno de los interrogantes a responder por el equipo responsable del Wave Glider era el cómo se comportaría el vehículo en aguas tormentosas o condiciones meteorológicas extremas.
Esto era fundamental para probar la viabilidad del sistema, ya que en condiciones operativas “reales” la meteorología puede llegar a ser impredecible: de hecho, el mal clima es una de las principales causas que obligan a suspender expediciones en alta mar.
La naturaleza se encargaría por sí misma de brindarles prontamente la respuesta, porque el 29 de marzo pasado el Servicio Meteorológico Nacional debió decretar un Alerta Meteorológica para la zona del sur del sur de Chubut y norte de Santa Cruz.
En apenas 48 horas cayeron 250 milímetros de lluvia tan solo en la ciudad de Comodoro Rivadavia, cuando el promedio anual es de 237 milímetros. Hubo graves daños materiales, más de 6300 evacuados y auto-evacuados y hasta un fallecimiento, en una de las peores inundaciones de las que se tenga registro en la zona.
Este frente de tormenta pasó primero por Río Negro y sus consecuencias se sintieron en toda la costa patagónica: los mares estuvieron picados y con tormenta eléctrica a lo largo de todo el periodo de prueba.
Sin embargo, la suerte le sonrió al equipo, como detalló Christian Gonzáles, fotógrafo y camarógrafo de la expedición: “Tuvimos lluvia, mar picado y cielos nublados todos los días, excepto al momento de zarpar con el buque a llevar y traer el equipo. Ahí brilló el sol con todo”.
Además, pese a los vientos y el oleaje, el Glider operó perfectamente, demostrando ser capaz de soportar las condiciones adversas sin mella a su capacidad. “Mientras la tormenta estuvo encima, el drone circuló sin ningún problema ni desvío de su trayectoria”, aseguró un orgulloso Segura.
Un regreso triunfante
El 31 de marzo llegó el momento de regresar a Río Gallegos, con todos los objetivos cumplidos y un grupo de trabajo exultante.
Los resultados fueron tan positivos que el equipo decidió sumar -sobre la marcha- una nueva prueba al cronograma: que el drone se desplazara por sí mismo en dirección a la costa, reduciendo el tiempo y el gasto de combustible necesarios para recuperarlo.
Recordemos que el Glider puede operar de manera segura en aguas de por lo menos 8 metros de profundidad, lo que –dependiendo de las características de cada costa- posibilita un gran acercamiento a tierra.
“Para desplazarnos hasta el lugar de operaciones estuvimos una hora una hora y media, pero recuperarlo solo nos tomó 45 minutos, subrayó Segura, destacando las perspectivas en cuanto economía de medios que estos sistemas autónomos representan.
“No solo se ahorra en combustible, tripulación y número de viajes en barco ¡Los pocos viajes necesarios también los reducimos en tiempo!” destacó el técnico, que consideró a la expedición “un éxito completo”.
Ahora, de vuelta en la UTN y con toda la información y experiencia recabada, quedan por determinar los datos a futuro. Los miembros del CIT comienzan a planear el camino a seguir
“Lo ideal sería hacer un despliegue en el mar austral acá en Santa Cruz, tenemos que estudiarlo. Pienso que tendríamos que hacer una campaña más larga -uno o dos meses- y recorrer la provincia completa, desde Puerto Deseado hasta el Estrecho de Magallanes” opinó el entrevistado.
Para todo eso hará falta inversión y decisión política, pero –tras los excelentes resultados obtenidos- la “tripulación” del Glider es optimista: “Está muy abierto el panorama, tenemos luz verde de todos lados, y hay mucho interés en el uso del equipo por parte de Prefectura y otras instituciones. Las expectativas se superaron muy por encima”. (TIEMPO SUR)