El cierre de la semana, dedicado al tradicional espacio artístico de cada viernes, estuvo destinado a Carlos Benítez, quien visitó a IngenieroWhite.Com, en los estudios de La Brújula 24, para contar distintos detalles relacionados al libro “Tintas de Tango 2”, que recopila imágenes y textos sobre la vida de Carlos Gardel.
“El libro se origina a partir de un contacto que tuve con Guillermo Arena, un caricaturista muy reconocido a nivel nacional y mundial y que, además, es un gran amigo. Básicamente son 30 imágenes en las cuales está comprimida la historia de Gardel”, explicó el Ingeniero Benítez.
“Yo me ocupé principalmente del prólogo y de los textos, mientras que Guillermo seleccionó imágenes y las fue dibujando con detalles muy picarescos, en base a lo que yo le contaba. Hay imágenes espectaculares”, resaltó.
–¿Qué historias de color se recrean por ejemplo?
–A Gardel siempre se lo relaciona con el Obelisco y lo curioso es que nunca llegó a conocerlo porque se hizo después de su muerte. Entonces, Guillermo recreó eso dibujando al Obelisco con líneas punteadas. Lo mismo con las anécdotas que hablaban de la época en la que Gardel pasaba la gorra y llegaba en tren a los lugares a los que iba.
–Con Francia también hay historias muy valiosas, ¿no?
–Por supuesto. No solamente nació allí, sino que se catapultó al mundo en los años ’27, ’28. En esos tiempos, Gardel era un ilustre desconocido porque el tango era bailado. Como decía Discépolo, el tango pasó de los pies a la cabeza. Por eso, hay una imagen en el libro en la que se lo ve a Gardel bailando tango con la Torre Eiffel.
–¿Por qué en la tapa, debajo del título, se afirma que la culpa la tiene Gardel?
–Quiere decir que tiene la culpa de todo; de grabar mil discos, de filmar diez películas en el extranjero, de tener 200 monumentos en todo el mundo, o la culpa de que cuando algo te sale mal te digan “Andá a cantarle a Gardel”. Es todo.
–¿Sos más gardeliano que tanguero?
–Yo soy más gardeliano que tanguero, sí. Hay cantantes muy buenos, como Goyeneche, Rivero, Julio Sosoa, todos excelentes. Pero a Gardel hay que tomarlo como un precursor porque con su impronta impuso una forma de hacer tango. Incluso, el tango es declarado patrimonio de la humanidad en el año 2003 gracias a la voz de Gardel.
–Y en Ingeniero White, ¿qué puntos de contacto se registran?
–En White hubo excelentes cantores, como Roberto Achával que es el número 1. Siendo chico, lo conocí como Alberto Randal en los bailes que se hacían en Los Andes en Punta Alta. Venían cantores de todo tipo al Jockey Club, a Il Vero Tulio, donde tengo el honor de conocer a Nené Cabeza, quien fue el último chef de la cantina y conoce la historia de White de forma espectacular (el audio incluye una anécdota imperdible).
–¿Qué respuestas han recibido de los lectores?
–La presentación en el Miravalles desbordó de gente y se vendieron una cantidad bárbara de libros. Y ahora el 16 viajo a Buenos Aires para seguir difundiéndolo en las corrientes gardelianas que hay allá. Hasta los más pibes, que les gusta leer poco, se pueden enganchar porque en cuatro renglones tienen un resumen de una historia. Y hay datos inéditos, que no figuran en otros libros, como la historia de Gardel cuando estuvo preso en la cárcel del fin del mundo, en Ushuaia. Gardel tiene mil misterios y cosas extrañas para contar.