Uno de los puntos culturales más importantes de la localidad, como lo es el Museo-Taller FerroWhite, fue el epicentro del 24° programa de IngenieroWhite.Com. Para eso, el director del establecimiento, Nicolás Testoni, se acercó a los estudios de La Brújula 24 para hablar del presente de la entidad whitense.
“Si bien quedan cosas por delante hasta fin de año, estamos contentos por el trabajo realizado y con el vínculo que pudimos formar con organizaciones de White y de la ciudad. Es un cierre de año especial porque en unos días parto a México como representante de FerroWhite en un Congreso de Museos, en el cual vamos a contar nuestra experiencia y a tratar de aprender del resto de los museos del mundo”, aseguró Testoni.
–¿Cómo nació particularmente tu vínculo con el museo?
–Yo comencé a colaborar con el Museo del Puerto hace 15 años y, cuando surgió el proyecto de FerroWhite, pasé a formar parte de su organización y sus inicios. Lo vi crecer y hoy forma parte de mi vida cotidiana.
–¿Qué balance de la experiencia vivida durante este tiempo pueden hacer?
–El balance es positivo y el resultado llega como parte de un proceso en el cual fuimos descubriendo una identidad. Para eso, el apoyo de la comunidad y de nuestra asociación de amigos ha sido una ayuda fundamental.
“Siempre decimos que el museo empieza afuera. Cuando uno intenta traer al presente cosas del pasado, no lo puede pensar como una realidad confinada dentro de cuatro paredes. Todo el entorno convoca historias y cualquier objeto que se exhibe en el museo encierra experiencias y recuerdos del pasado que tiene que ver con la vida de la gente”, explicó el director.
–¿En el día a día se mueven como un vecino más?
–Tal cual. Los visitamos, los vamos a ver y charlamos con ellos. La historia del museo y de White se sigue elaborando y los vecinos son los que pueden contarla. Por eso, el museo peregrina hasta sus casas y abre un proceso, en el cual, el vecino termina viendo al museo como su propia casa. Esa es la vía que seguimos.
“Encontramos todo tipo de actores. Algunos que charlan mucho y cuentan relatos fabulosos; y otros que recrean historias con objetos, como el caso de Roberto Bocha Conte, quien vuelca memorias del puerto y de la pesca con sus magníficos barcos de cartón.
–El aporte de la gente, sin ir más lejos, fue la base para la apertura del museo.
–Seguro. La colección de FerroWhite no fue salvada por el Estado ni sus concesionarios, sino por grupos de trabajadores que reconocían que esos objetos y herramientas cifraban parte de su historia. Veían que esas cosas se vendían como chatarra y su mundo desaparecía de a poco. Así fue naciendo FerroWhite.
LA RELACION CON EL MUSEO DEL PUERTO
“Es como nuestro hermano mayor. Somos vecinos y nos apoyamos mutuamente, compartimos muchas cosas y tenemos visiones similares de ver la realidad. A la vez, somos espacios distintos y complementarios que reflejan dos costados de una misma historia para todos los visitantes”.
VINCULO CON LAS INSTITUCIONES
“Las escuelas vienen con grupos de todas las edades y ahora estamos en plena temporada. Nos visitan desde jardines a estudiantes terciarios o universitarios. Además, trabajamos con PAMI y todos los jueves recibimos distintos grupos de adultos mayores que pertenecen a centros de jubilados de la ciudad. Y otra conexión importante es con el programa Envión Saladero-Boulevard, destinado a los chicos de la zona aledaña al museo”.
PASADO Y FUTURO
“El museo creció un montón viéndolo desde el largo plazo, gracias a personas como Reinaldo Merlino, quien fue el primer director del Museo del Puerto y quien le dio origen a FerroWhite. Hoy en día somos un equipos 10/11 personas, junto a muchos colaboradores más que nos ayudan sin cobrar un peso”.
LA VISION DE WHITE
“Un espacio especial, que tiene muchas tareas por hacer. Su población es singular porque tiene pilas y una energía no tan común. Pienso que todo lo que falta hacer se va a poder conseguir y en White se va a poder seguir viviendo mejor”.