En ciertos sectores ligados a la industria naval y también pesquera se advierte preocupación por el incremento de las importaciones registrado en lo que va de 2016. Si bien desde el Gobierno nacional aseguran que no hay una ola importadora, las quejas florecen.
Una muestra la dieron este miércoles los obreros navales nucleados en el Saon. Se movilizaron hasta el Congreso para pedir que se suspenda de manera “inmediata” la importación de remolcadores usados provenientes de Brasil y otros países.
El sindicato denunció que sólo en los últimos meses ingresaron al menos doce unidades. El dato fue ratificado por fuentes de la Mesa Nacional de la Industria Naval, integrada por Abin y la Fina, entre otras instituciones, que hoy acompañaron la marcha.
“Las importaciones son injustas y desleales, ya que nuestros astilleros y talleres son competitivos en tiempo, calidad y costo con barcos nuevos; aunque no es posible competir con las usados”, explicaron.
De paso, los trabajadores repusieron la demanda para que se sancione una Ley de Industria Naval y Marina Mercante, discutida mucho durante la administración kirchnerista; pero que nunca llegó a tener luz verde.
“La industria naval no reclama prebendas o subsidios, sino condiciones de igualdad y lealtad en la competencia con las importaciones”, concluyeron los obreros navales, que también estuvieron acompañados por Smata y el Sindicato de Trabajadores de Tandanor.
En el marco de la movilización, fueron recibidos por representantes del bloque Justicialista, como Oscar Romero y Diego Bossio, quienes se comprometieron a llevar el reclamo al recinto y seguir la probelmática de cerca.
Alerta en las conserveras
Por otra parte, en el plano estricto de Mar del Plata, desde las conserveras también vienen alertando sobre un aumento en el ingreso de latas desde Ecuador y Tailandia que compiten en desigualdad de condiciones con la producción local.
De acuerdo a los números que manejan en la Cámara Argentina de Industriales del Pescado, por ejemplo, durante el primer semestre de 2016 se importó un 55 por ciento más de sardinas enlatadas respecto al promedio anual de los últimos tres años.
“Vienen de lugares con mano de obra barata. Acá tenemos un costo promedio de 1.600 / 1.700 dólares. Si no paran el crecimiento de las importaciones, nos condenan a la muerte”, evaluó el presidente de Industriales, Alejandro Pennisi, en diálogo con Pescare.com.ar.
Además, esto se da en un contexto particular. El puerto local viene sufriendo caídas en los desembarques de caballa y anchoíta, dos de los recursos que alimentan a este tipo de plantas.
Los empresarios piden que se considere la “sensibilidad” de este tipo de productos, lo cual impondría una restricción parcial a cadenas de supermercados y mayoristas para traerlos al país. Normas similares a las que aplica la Unión Europea para proteger el trabajo interno.
El planteo ya está en manos de las autoridades. “Días atrás, estuvimos con el subsecretario de Comercio Interior, Javier Tizado. Reuniones tuvimos y tenemos muchas, lo que faltan son medidas y resultados”, explicó Pennisi.
Fuente: Pescare.