En el trabajo, cada mañana parece que el día que hay por delante será eterno y se podrá terminar a horario. Sin embargo, de manera constante, las distracciones, las demoras y algunos hábitos poco saludables atentan contra la planificación y la productividad.
La cafeína, las reuniones mal programadas o hasta responder los mails como primera tarea son algunos de los principales obstáculos de una rutina laboral organizada. A continuación, las costumbres que hay que desterrar rápidamente de la rutina:
1. Chequear los mails constantemente
Aunque es una de las herramientas más valiosas todavía para la comunicación laboral y académica, es usual que se le dedique demasiado tiempo y atención a leer todas y cada una de las notificaciones que generan. El impacto, aunque pase en un principio desapercibido, es grave y está relacionado en investigaciones con una peor memoria, ansiedad, depresión y un menor rendimiento. La mejor manera de superar este mal hábito es sólo comprobar el correo electrónico en ciertos momentos.
Aunque para muchas personas las reuniones son una pérdida de tiempo, siguen siendo un elemento fundamental del funcionamiento dentro de una oficina o en una organización. Pero uno de los peores tipos de reuniones son las semanales, rutinarias y, mucha veces, inútiles. En su lugar, puede ser más productivo tener un sistema de gestión de documentos compartidos o una herramienta de chat interno para poder hacer un seguimiento en grupo más eficaz.
3. Trabajar largas horas
Algunos estudios han demostrado que aquellos que trabajan más de ocho horas al día tienen una productividad más baja y mayores tasas de “burnout” que aquellos que no lo hacen. Quedarse más horas o permanecer más tiempo trabajando para avanzar con algo puede sonar bien, pero la realidad indica que no se logran así ventajas extra. Es preferible permanecer más concentrado durante las horas de trabajo y estar menos tiempo haciendo lo mismo.
4. No organizar mentalmente el día
Si tendés a hacer las tareas más fáciles primero y dejar para después lo más complejo, es probable que no estés siendo todo lo productivo que podrías ser. Porque si se empieza con actividades irrelevantes y rápidas, al momento que se llega a la tarea que realmente importa ya hay cansancio, irritación y un nivel muy mediocre de productividad. Al comenzar con lo más difícil de inmediato, se administra mejor la energía y se dedica un mejor enfoque y más motivación a lo importante.
“Anota tus prioridades y obligaciones, revisa tus citas y programa tu día completo”, aconseja Lynn Taylor, experta en workplace. Adelantarnos a los acontecimientos nos asegurará estar siempre preparados para lo que pueda surgir y que nunca nos encuentren desprevenidos.
5. Tomar un café para desayunar
Está socialmente aceptado que la cafeína es una sustancia ideal para recuperar la atención y despejar el sueño. Aquellas personas que no desayunan se están privando de la energía fundamental para el resto de su día. Después de dormir el cuerpo está deshidratado y necesita alimentos. Si se toma café en el desayuno no se brindan los nutrientes necesarios para el organismo, lo cual sin duda tendrá un gran impacto en la productividad.
Además, el cortisol –la hormona conocida como “hormona del estrés”– regula la energía en el organismo, está en su punto más alto entre las 8 y las 9 de la mañana. Si se toma café durante ese tiempo, el cuerpo produce menos cortisol y cada vez habrá más dependencia del café.
6. No dormir ocho horas
La mayoría de los trabajadores, comerciantes y estudiantes no alcanzan las ocho horas necesarias para un buen descanso y eso anula y asfixia su productividad. Una investigacióndemostró que tener cinco horas o menos de sueño varias noches seguidas afecta igual que tener un nivel de alcohol en la sangre de 0,10. Además, de esta manera se está más propenso a errores y a dolores de cabeza, y el nivel de distracción es mayor.
7. Almorzar sobre el escritorio
Se podría llegar a pensar que almorzando en el mismo lugar donde se trabaja se ahorra tiempo y por lo tanto se aumenta la productividad, pero, en realidad, la imposibilidad de descansar y el riesgo de que la comida interfiera con la tarea de todos los días en realidad la obstaculizan. Además, es más probable que se tomen malas decisiones alimenticias y se coma en exceso. Es importante para la digestión darle al almuerzo el tiempo que se merece.
8. No hacer pausas
También es un mito que si no se toman descansos durante el día se logra una mejor responsabilidad y manejo del tiempo. Estudios demuestran que las personas necesitan pausas para mantener su máxima productividad. Permiten que el cerebro haga nuevas conexiones creativas y vuelva a centrarse en lo que es más importante, ayudan a prevenir errores y mantienen el compromiso otorgándoles valor a los momentos de actividad.
9. Ser multitarea
También es un error sumamente común creer que la productividad aumentará haciendo dos o más cosas a la vez. Pero no es cierto. Una persona puede ser hábil para moverse rápidamente entre tareas, pero es inevitable que se produzca una pérdida de enfoque, creatividad y productividad. Al centrarse en una tarea a la vez, siempre se obtiene un mejor beneficio.
Fuente: Infobae